Fic TOLL de Sira483
Capítulo 3
¡Esto es el puto infierno!
Llevaba horas tratando de hacer dormir, nuevamente, a Alice.
Lo peor de todo es que ni siquiera podía llamar a Tom, para que me ayudara porque soy el ingenuo más grande del, jodido, planeta al creer que yo solo podría con esto. Tom había insistido en que él se encargaría, por esta noche de Alice ya que ella se despertaba en plena noche y comenzaba a llorar pero yo, como todo un idiota, le dije que no, digo, ¿que tan difícil podía ser el hacer dormír de nuevo a la niña que, prácticamente, había caído rendida en mis brazos cuando la cargue?
Muy difícil, al parecer.
La razón por la que Tom no despertaba, a pesar de que yo intentará despertarlo, es simple;
Le había puesto una de mis pastillas para dormir, dentro de su jugo. Y luego de eso, lo ayude a ir a su cuarto porque según él; sentía algunos mareos, lo acomode en su cama e incluso le di el beso de buenas noches, después de que él insistiera tanto en ello. Parecía que se encontraba en Narnia… Después me fui a mi recámara para dormir, lo cual solo pude hacerlo; 2 horas, 37 minutos y 12 segundos, cuando el intercomunicador (que traje de la habitación de Tom) comenzó a llorar, más bien, Alice comenzó a llorar.
¿Por que le había dado la pastilla?
Bueno, pues no lo hice con malas intenciones, es solo que él me comento que estaba muy cansado, ya que no ha podido dormir mucho, ultimamente, y yo como un chico súper solidario y caritativo dicidí ayudarlo.
Ah, y también por que él dijo algo de que yo no podría hacerlo; lo de volver a hacer dormír a Alice. Pfff ¿quien se creía? Yo era el puto amo del «Si, puedo»
Esto era pan comido…
O bueno lo que creia.
Había intentado de todo para hacela dormir; le ofrecí darle dinero cuando creciera, que le daría golosinas de contrabando, que le compraria juguetes cuando tuviera dinero, le hable… ¡No! Más bien, le suplique que se callará y durmiera, incluso le propuse que le daría una prima pronto para que jugase con ella ¡Una prima! Y nada. No paraba de llorar. A ese punto ya me dolía la cabeza, como si tuviera un maldito tren trabajando allí.
También cargue a Alice, como vi en una película antes de cenar con Tom, pero no funciono incluso parecía que lloraba aún más fuerte.
Finalmente, luego de tanto insistir se me ocurrió algo;
Agarre mi computador, accedí a la web y escribí:
¡Auxilio! Estoy desesperado ¿como logro hacer dormir a una bebé?
Si, sé que no es una idea muy brillante, pero también soy humano y aunque parezca perfecto («Modestia a parte») no lo soy.
Encontre muchas respuestas, pero no me ayudaban en nada con exactitud, y luego de tanto vagar en los sitios encontre algo que podría ayudarme.
Decía; que había tres razones principales, por las que un bebé podríar llorar:
1- Tenía Hambre.
2- Se había hecho del baño.
3- Le dolía algo.
Suplique, a todo ser existente, que no fuera la segunda ni la tercera opción.
Resulto ser la primera y también la segunda…
Mire dentro de su pañal y un olor desagradable invadió mi olfato.
¡Que asco!
Había dejado a Alice en su cuna, para poder ir a la cocina, con computadora en mano. Busque en Internet; qué darle a la niña al encontrar la repuesta «leche» y leer como debía dársela:
La leche no debe estar ni muy fría, ni muy caliente. Debe estar tibia, en un equilibrio con ambas combinaciones…
Me dispuse a prepararla..
La probé, y estaba bien. Salí de la cocina llevando el biberón y mi computadora a la habitación de la pequeña y cuando llegue, cargue a Alice (que estaba un poco roja de tanto de llorar) para dárselo y al ver que, efectivamente, tenía hambre me tranquilice un poco. Ella intentaba agarrar en todo momento el biberón, pero yo no se lo daba, no queria manchararme.. Y que ella se manchara, claro está.
Se tranquilizo un poco más. Ahora me tocaba lo difícil..
&
Fui, nuevamente, a la cocina; busque en las gavetas de limpieza unos guantes elásticos pero ya no habían o estaban usados. Así que me dirigí a los cajones y rebusque en ellas hasta que encontré lo que buscaba;
Bolsas y pinzas.
Agarre dos bolsas y me las ate como pude en ambas manos, lleve dos de más, por si acaso las necesitaba y también una de las pinzas. Cuando ya me encontraba de nuevo junto a Alice, la puse en el mueble que Tom me dijo servia para cambiarle los pañales, añadiendo que me enseñaría como hacerlo el día siguiente, si, claro. Procedí a quitarle el pantaloncito rosa que tenía, me puse la pinza en la nariz y asegure mis guantes improvisados, entonces le quite el pañal.
Y volví a leer la página de Internet:
Primer paso: Quítale el pañal sucio, al bebé.
Listo.
Segundo paso: Es necesario limpiarle las zonas intimas al bebé, para eso puedes darle un baño o bien puedes limpiarlo con un toalla húmeda hasta que ya no sea necesario.
¡Iuuww!
—Mierda. — fui al baño de la criatura, agarre una de las toallas y las remoje en el lavado. Volví junto a la niña, que estaba con los ojos llorosos — Bien, tranquila. No te voy mirar ¿vale?
Cerré los ojos, (y es que Tom me mataba si se llegaba a enterar que le vi las partes dignas a su hija), le levante un poco las piernas y entonces la empecé a limpiar con la toalla húmeda. Entreabria los ojos (solo porque era necesario) de vez en cuando para asegurarme de que todo estuviera bien.
Luego de cuatro toallas humedecidas, 27 maldiciones, una de las bolsas rota, una mano embarrada de No-Quieren-Saberlo, unas tremendas ganas de vomitar y puras muecas de asco, por fin quedo limpia, según lo que me atreví a ver.
Puse la cuarta toalla y mis dos bolsas de la mano, dentro de la gran bolsa, que contenía a las otras toallas y al pañal sucio.
Volví mi vista a la computadora.
Tercer paso: Ponerle talco o una crema anti-irritación al bebé en su zona íntima. Con el fin de prevenir una irritación.
Busque uno de los dos productos por toda la habitación hasta que encontre un talco.
Quite el seguro, y volví a cerrar los ojos y a levantarle la pierna a la niña, claro que, nuevamente, me vi en la obligación de entreabrir los ojos para no hecharle el talco en cualquier parte.
En este punto la mocosa, (si, «mocosa» porque ya me caía mal) no paraba de reír, y esperaba que no fuera de mi.
Cuarto paso: Solo es necesario volver a colocarle el pañal al bebé, para esto puede pedirle ayuda a una persona con experiencia o si no tienes a nadie cerca, debes intentar acomodar, perfectamente, el pañal al bebé y pegar la zonas plegables del pañal, correctamente. ¡No es muy difícil hacerlo!
¡Esto ha sido todo por ahora!
Esperamos haberte ayudado. Aún quedan temas, muy interesantes, para ver en la página, así que puedes darte una vuelta en ella.
«Cambiarle el pañal a mi bebé en cuatro pasos»
De la pagina:
Mamá Primeriza
¡No sé como hacerlo!
Sé que debería darme vergüenza, visitar esta clase de página en Internet, siendo un hombre.
Ya que es como descubrir a una chica mirando porno.
Vergonzoso.
No me quedaba de otra y sé que también, estoy deshonrado el apellido de mi familia al hacerlo, pero bueno, que más daba.
Y saliendo de todo el drama;
¿Que?
—No entiendo… — volví a leer el cuarto paso y luego me puse a buscar los pañales hasta que los encontré dentro de el armario, saque el paquete, lo abrí y quite un pañal.
Mire el pañal, que sostenía en las manos, y luego mire a la niña, sucesivamente, varias veces.
—¿Como te meto dentro del pañal, niña? — le pregunte aun sabiendo que no obtendría respuesta alguna, pero esperaba que algún ser divino me quisiera lo suficiente para, de puro milagro, hacerla hablar.
Cosa que no paso.
—Bien, hora de improvisar.
&
Lugo de varios resultados negativos y de que la niña no parase de reírse en mi cara, pude colocarle bien un (puto) pañal.
—Estoy agotado.. — puse a Alice en su cuna, cuando por fin logre hacerla dormir cosa que no quería (ahora porque no paraba de reír).
Tire todo lo que use a la basura como las bolsas, las toallas y los pañales. Y me fui a mi habitación.
Entre, me senté en la cama y agarre mi celular que se encontraba en la mesa a lado de esta.
4:37am.
—Odio mi vida… — me acosté dejando el celular de lado. — Estúpido Tom..
Entonces caí dormido.
&
— ¡Buenos di…! Pero… ¿que te paso? — y ahí entraba Tom, sonriente y muy campante.
Me había despertado a las 7:30 de la mañana, como me era costumbre, baje a la cocina para ver si no había algo que pudiera tragarme porque llevaba un hambre de los mil demonios y justo cuando iba a revisar el refrigerador, entro el estúpido de Tom, todo bañadito, con su estúpida ropa bien arreglada, sus estúpidas trenzas negras bien acomodadas, con un estúpido aire de tranquilidad, en síntesis; se veía, estúpidamente, perfecto…
Mientras que yo, apenas y parecía un ser vivo.
Tenía puesto una playera blanca toda arrugada, un pantalon de chándal un poco viejo, el cabello hecho mierda, la cara con pequeños rastros de un maquillaje que se supone no debería de quedar evidencia de que existió, además sin siquiera haberme dado una ducha.
Encima de todo, ahora el muy imbécil, se estaba riendo. ¡Y de mi!
—Callate si no quieres que te rompa la boca, Tom — se contuvo a duras penas de reír.
—Bien, bien. Tranquilo.. — alzó ambas manos como diciendo «Oye tío, traquilo que vengo en paz» —
Termine de abrir el refrigerador; vacío. Solo había dos botellas de leche.
—¡¿Que no tienes nada comestible?!
—No, por eso cuando te vi bajando las escaleras te vine a avisar que debemos desayunar fuera de casa. — Genial, ahora tendría que bañarme y arreglarme aun cuando siento mi cuerpo, completamente, molido.
Tom me miraba, como intentando descifrar que coño me pasaba.
—Ire a bañarme.
—Yo iré por Alice, no puede quedarse sola aquí. — no se por que me dio un sombrío tic en el ojo, por tan solo escuchar el nombre de la mocosa.
Fui a la planta alta, con Tom viniendo detrás. Entre a mi recámara y fui directo al baño.
Cuando ya me encontraba peinadito y bien arregladito escuche a Tom decir algo, me sali de la habitación y fui a donde provino su voz.
La habitación de Alice.
—.. ¿Y esto? ¡Aghj! ¡Que asco! — no pude evitar reírme, Tom estaba tocando la bolsa de basura de lo que use ayer. — Bill.
Alce la vista y lo mire, ahora se encontraba enfrente mio.
—¿Si? — seguro que tengo unas bonitas alas de santo sin pecado.
—Me puedes explicar ¿por que acabo de tocar unas toallas con mierda encima?
—¿Por cochino? — ¿ahora quien se ríe, Tom kaulitz?
—Ja-ja Muy gracioso. — sarcasmo modo; activado — ahora en serio.
—Pues que tu hija se hizo en el pañal, y le tuve que limpiar.
—¿Sabes cambiar pañales? — no me salieron tres cabezas, Tom.
—Mas o menos.. — mentí.
—¿Y por qué hay tantos pañales, abiertos y sin ensuciar en la basura?
—¡Ya, basta! No es un, jodido, interrogatorio. Ahora ¿puedes cargar a Alice de una vez por todas, para ir a desayunar?
Tom pareció pensarlo, pero ¿que tenia que pensar? ¡No había nada que pensar!
—No — ¿eh? ¿Que dijo? — acabas de decir una mala palabra, por lo tanto; Tú cargas a Alice.
¡Me lleva la madre que me pario!
—Y apúrate, eh. Que quiero desayunar hoy, no mañana — salió de la habitación dejandome a solas con Alice.
—Nos volvemos a ver la cara, mocosa — un ambiente del viejo oeste nós envolvió. Parecía como si nós estuviéramos desafiando con la mirada o almenos yo lo veía asi. — no tuve una bonita noche, así que estoy de muy mal humor..
«¡Que te apures, Bill!»
Estúpido, Tom. Tenía que romper el ambiente.
—¡Que ya voy! ¡No me dejas tener ni un drama de película! — cargue a Alice y baje las escaleras.
Cuando llegue junto a Tom, él me colgó un bolso rosa en el hombro. Y estaba pesado o yo era muy debil… No, es lo primero.
—¿Y esto qué?
—Si vamos a salir, debemos llevar esto. Son cosas de bebés. — puse mala cara.
—¿Que no ves que tengo a una niña en brazos? ¿No podrías ser más caballeroso y cargar tú el tremendo costal de papa que me has dado? — Tom se me quedo viendo.
—No — soltó así como asi. Abrió la puerta de entrada y salió, volviendola a cerrar ¡hijo de p… Mi santa madre!
Abrí como pude la puerta.
—¡Por lo menos pudiste dejar abierta la puerta! — grite al salir.
—Bill, no eres una mujer y no te voy a tratar como tal. — puse los ojos en blanco.
—No es cuestion de que sea o no mujer. Se me pudo caer tu hija, al intentar abrir la puerta ¿sabes? — llege a él, que estaba acomodando un carrito dentro de la cajuela del coche. Al terminar se me acercó cargo a su hija y la puso dentro del coche, en un aciento para bebés. Entonces regreso y me miró sonriente.
—Dejas caer a mi hija una sola vez.. — posó una mano en mi hombro — y te arranco lo que tienes entre las piernas. Entonces te podre tratar, con mucho gusto, como a una dama.
Se alejó. Ahora recuerdo la parte agresiva de Tom.
¡Más vale que no se me cayera la niña!
Entre al auto un tanto cabreado y con el bolso en mano.
—¿Listo? — pregunto Tom abrochandoce el cinturón de seguridad.
—Si.
No sabia si Tom, realmente, seria capaz de arrancarme o no a mi amiguito peeero prefiero no correr riesgos… He oído que las personas harían cualquier cosa por sus hijos, y no esperaba, por ningún motivo, que Tom fuera diferente.
Continúa…
Gracias por la visita.