Once in a lifetime 18

«Once in a Lifetime» Fic de lyra

Capítulo 18

Al día siguiente, la resaca era de campeonato. Bill no sabía si iba a poder dejar la cama sin sentir que la habitación daba vueltas a su alrededor.

Había echado todo el vino ingerido la noche antes y se prometió a sí mismo no volver a probar una sola gota de alcohol.

Mientras, Thomas no se había movido de su lado y mientras que él descansaba con los ojos cerrados le sentía a su lado acariciando con suavidad su mejilla mientras le apartaba el pelo a un lado, susurrándole unas tiernas palabras en gaélico.

Sonrió al escucharle, como le llamaba en tono dulce mo nighean donn, su nuevo apelativo además de sassenach.

—Cuando te encuentres mejor, daremos una vuelta por el castillo—dijo Thomas sin dejar de acariciarle—Prometí enseñarte cada rincón.

Bill asintió con suavidad, echaba de menos en ese momento un par de aspirinas que acabasen con su maldito dolor de cabeza. Pero las caricias de Thomas ayudaban mucho y minutos después cayó de nuevo dormido entre sus brazos.

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Una vez recuperado, se levantó de la cama y vistió con ayuda de Thomas. Decidieron ir a explorar el castillo y Thomas resultó ser un guía excelente. Le llevó a los torreones, e incluso a las viejas mazmorras que ya no se usaban.

Thomas había escogido bien la ruta, evitando las cocinas por si se encontraban con Andrew. Por suerte no tuvieron noticias de él y llegada la hora de comer se reunieron con Georg y Gustav en el gran salón.

Para entonces el apetito de Bill era voraz y comió en silencio procurando evitar beber el vino, pensando si nadie sabía que el agua se podía beber también.

— ¿Te parece bien?

La voz de Thomas le sacó de sus pensamientos, no se había dado cuenta que le estaban hablando.

—Perdona, no te he oído—se disculpó sonriendo con timidez.

—Te decía que mañana Gustav regresa con su familia y podíamos acompañarle—repitió Thomas—Empezaremos nuestro viaje, su granja nos pilla de camino y podemos pasar allí la noche.

—Claro, será un honor conocer a tu familia—dijo Bill asintiendo.

—No es muy aconsejable viajar solo—empezó a decir Georg— ¿Y si os encontráis con una guardia británica? ¿No sería mejor que os acompañara para vigilar?

—Evitaremos los caminos principales—contestó Thomas fulminando con la mirada a su primo.

—Déjalos tranquilos—intervino Gustav—Son dos recién casados que quieren pasar un tiempo a solas. Ya te llegará el momento de tener una mujer y entonces lo comprenderás.

— ¿No hay nadie que te guste?—preguntó de repente Bill.

—Alice—contestó Gustav por su primo.

— ¡Pero qué dices!—saltó Georg sonrojándose hasta las orejas.

— ¿Quién es Alice?—quiso saber Bill.

—Una chica que ayuda en la cocina—explicó Thomas entre risas—Georg podía pasarse todo el tiempo comiendo si le dejas, y por suerte Alice es una buena cocinera. Harán buena pareja.

—Estáis viendo cosas donde no las hay—gruñó Georg.

—Si de verdad te gusta, deberías hacer algo antes de que nadie se te adelante—le aconsejó Bill—Invítala a salir.

— ¿A salir?—repitió Georg arrugando la frente— ¿Salir del castillo dices?

—Que le invites a dar un paseo—rectificó Thomas por Bill—Esta tarde, llévala al establo, me he enterado que hace poco nació un potrillo, seguro que le gustará verlo.

Georg se levantó de la mesa dispuesto a conseguir su cita con Alice antes de que como bien había dicho Bill se le adelantara alguien.

—Bueno, pues dentro de poco nos iremos de boda—murmuró Gustav alzando su copa.

Thomas brindó con él, pero Bill negó con la cabeza. No quería beber más vino por el momento.

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Dedicaron la tarde a pasear por los alrededores del castillo, Bill descubrió una pequeña aldea a solo 2 kilómetros y en ella había una especie de mercadillo donde los aldeanos vendían su mercancia producto de las cosechas.

Bill quiso probarlo todo, estaba hambriento y disfrutó de los manjares, notando como Thomas era conocido y todos le saludaban con efusividad y regalaban algo, desde un queso recién hecho a unas figuritas de madera que un artesano había hecho con sus propias manos.

Eran 2 caballitos de madera que Thomas aceptó encantado pensando que a sus hermanas les gustarían.

Regresaron al castillo justo para la cena, tuvieron tiempo para asearse y cambiarse de ropa. Bill prefirió seguir llevando el kilt, se sentía cómodo con el y a Thomas parecía gustarle, pues en más de una ocasión había notado como ponía la mano en su trasero y acariciaba mientras paseaba, imaginándose como sería levantarle el kilt cuando nadie mirara y tener al alcance de sus manos sus suaves nalgas…

Suspiró y sacudió la cabeza, no podían pasarse todo el tiempo en la cama pues estaba claro que si de ellos dependiera, no la abandonarían en esa semana de viaje que iban a tener para ellos solos.

Se puso una chaqueta que había pertenecido a Duncan, la única que le servía pues Thomas tenía una espalda mucho más ancha y su ropa le quedaría más grande.

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Esa noche tras la cena Bill notó como estaba todo el clan presente en el gran salón. Habían retirado las mesas tras la cena dejándolas a un lado y con todos en pie Thomas le explicó lo que iba a suceder a continuación.

—Mi tío va a impartir justicia—empezó a decir—Una vez por semana los aldeanos que quieran piden audiencia con mi tío para que de solución a sus problemas.

—Oh, que interesante—murmuró Bill.

Pronto el salón se quedó en silencio y tras el sonido de una gaita Simon hizo oficialmente acto de presencia seguido de su mujer e hijo. Bill sonrió al ver a Hamish, un niño de unos 12 años pelirrojo que caminaba muy serio tras su padre.

Ocuparon asiento en la cabecera del salón y entonces un miembro del clan fue llamando a los aldeanos citados para que expusieran sus problemas.

Bill no entendía nada de lo que decían, hablaban en gaélico pero Thomas tuvo la gentileza de ir traduciendo. Así se enteró de que uno de los aldeanos acusaba a su vecino de haberle vendido una cabra que no daba mucha leche. Exigía el dinero de vuelta y quedarse la cabra como compensación.

Simon accedió a que se le devolviera el dinero pero la cabra sería devuelta a su antiguo dueño. No iba a permitir que el comprador se quedase con ella además de con el dinero.

Bill observó como a pesar de no haber quedado conforme con la sentencia, el aldeano no opuso resistencia y recogiendo su dinero salió del salón.

El resto de los casos eran similares, pequeñas rencillas en las que Simon ponía orden con sabiduría.

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Mientras, Thomas no podía evitar echar un vistazo a su alrededor. Hacía tiempo que no sabía nada de Andrew, había evitado a toda costa asomarse a la cocina donde echaba una mano y no quería preguntar a nadie sin levantar sospecha alguna, más en esos momentos que era un hombre casado.

Pero no podía irse al día siguiente del castillo sin saber si su antiguo amor estaba bien.

Decidió aprovechar cuando Simon dio por finalizada la reunión. Todos se retiraron a descansar y cogiendo a Bill de la mano salieron del salón.

—Espérame en la habitación, tengo que hablar con Gustav—pidió Thomas, esperando que Bill no hiciera alguna pregunta.

Para alivio suyo, Bill se limitó a sentir con la cabeza y a obedecerle. No se movió hasta que le vio desaparecer escaleras arriba. Entonces fue a por su primo, le había visto dirigirse hacia una de las mesas en busca de un último trago.

Fue a por él y se lo llevó a un lado, parte del clan continuaban bebiendo en el gran salón.

— ¿Ocurre algo?—preguntó Gustav extrañado.

— ¿Has visto a Andrew?—preguntó Thomas a su vez.

Gustav negó con la cabeza, preguntándose por el repentino interés por un chico al que Thomas debía olvidar.

—Creo que está enfadado por mi precipitada boda con Bill—explicó por encima Thomas—Y ayer…se me insinuó…

— ¿Cómo?—casi gritó Gustav.

—Me dijo que no importaba que yo estuviera casado, que quería que fuera el primero y único en probar su cuerpo—repitió Thomas sus palabras.

Gustav no sabía que decirle, bien era cierto que más de una vez le había aconsejado que no jugara con los sentimientos de Andrew, que si realmente no sentía nada por él debía dejárselo bien claro. Y al parecer el chico había acabado enamorado de Thomas hasta el punto de ofrecerse como amante.

—Mañana nos vamos del castillo y no quisiera dejar las cosas así con él—dijo Thomas suspirando—Te pido que le busques, no quisiera que Bill se enterara que soy yo el le está buscando y pensara algo que no es.

—Lo haré, y le transmitiré tus mas sinceras disculpas—prometió Gustav.

Thomas le dio las gracias y se fue a reunir con Bill a su habitación.

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Esa noche apenas pudo dormir, y no por el buen rato que pasó con Bill entre sus brazos. Se preguntaba si todas las noches iban a ser así, cada vez que se metía bajo las sábanas y sentía a Bill desnudo a su lado, no podía evitar ponerse duro y querer estar dentro de su cuerpo una y otra vez.

Se levantaron al alba, querían llegar a la casa de Gustav al atardecer. Mientras desayunaban y recogían provisiones de la cocina, Thomas pudo hablar a solas con Gustav para que le contara si había encontrado a Andrew.

—He preguntado todo lo que he podido sin levantar sospechas, y nadie sabe nada ni le ha visto—explicó Gustav en voz baja.

— ¿Cómo que nadie le ha visto?—repitió Thomas extrañado.

—Se lo expliqué a Georg y él habló con Alice—siguió explicando Gustav—Al parecer, después de que tú lo rechazaras le encargaron ir a por unas setas para la cena. Y desde entonces nadie ha vuelto a saber nada.

— ¿Y si le ha pasado algo?—preguntó Thomas ya preocupado—Pertenece al clan, ¿cómo es que nadie ha salido en su búsqueda?

—Porque todos piensan que se ha ido del castillo—contestó Gustav—Georg y yo creemos que no ha podido soportar verte con Bill y habrá querido alejarse mientras estéis aquí. Seguro que está bien, habrá ido a casa de su hermano en la aldea.

—No me voy tranquilo sin saberlo con exactitud—murmuró Thomas.

—No pienses más en ello, es muy joven y le han roto el corazón—dijo Gustav, sintiendo sonar duro—Necesita tiempo para superarlo, y el castillo le trae muchos recuerdos tuyos.

Thomas asintió con la cabeza suspirando, fue en Leoch donde se vieron por primera vez y lo que comenzó como un juego de besos robados y caricias en rincones oscuros se había convertido en algo más serio para Andrew.

Sentía mucho haberle roto el corazón tal y como había dicho Gustav, no fue su intención hacerlo y jamás le hubiera hecho daño si hubiera podido evitarlo. Pero entonces apareció Bill, y no tuvo otra elección, pues se había enamorado de él desde el primer instante en que sus caminos se cruzaron.

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Emprendieron el viaje nada más terminar de desayunar, tras despedirse de Simon y darle las gracias por todo lo que había hecho para poner a Bill a salvo del capitán Jost.

Una vez más Bill montó con Thomas en su caballo a carecer de experiencia. Casi no pararon en todo el viaje, y la casa de Gustav apareció ante sus ojos antes de anochecer. Bajaron de los caballos y Gustav corrió en busca de su mujer, quien trataba de calmar a su hijo tras haber sido despertada por una pesadilla.

Gustav se apresuró a cogerle en brazos y mientras le calmaba presentó al recién llegado.

—Un placer conocerte—saludó Bill sonriendo.

—Pasad, debéis estar hambrientos—dijo Rose tras saludar a Thomas con un beso en la mejilla.

—Dylan crece con mucha rapidez—comentó Thomas acariciando la mejilla de su ahijado.

—Llevo casi una semana sin verlo y le noto muy cambiado—apuntó Gustav sonriendo.

El niño se había calmado en brazos de sus padre y al ver a Thomas sonrió y le tendió los brazos para que le cogiera. Thomas así lo hizo y mientras que Rose y Gustav se saludaban en la intimidad le pasó el niño a Bill, quien le cogió con torpeza.

—Te ves muy dulce con un bebé en brazos, sassenach—susurró Thomas en su oído—Sé que es pronto pero…quiero que me des un hijo.

Bill se quedó sin habla al escucharle, no por lo que le acababa de decir sino porque había caído en la cuenta que desde que llevaba en esa época no había tomado nada prevenir un embarazo, y se había acostado con Thomas en más de una ocasión.

Había sido muy torpe, no lo pensó en su momento y quizás en ese mismo instante ese bebé que Thomas tanto deseaba podía estar creciendo ya en su vientre… ¿cómo iba a regresar entonces a su época si es que era posible, dejando atrás un amado esposo y a su propio hijo?

Continuará…