«Once in a Lifetime» Fic de lyra

Capítulo 24

Llegaron a Lallybroch y entraron en la casa, descubriendo que Claire y Jamie acababan de regresar. El parto había ocurrido con más rapidez de lo que pensaron y Claire atendió a la parturienta, regresando a casa una vez terminado su trabajo y prometiendo volver al día siguiente.

Thomas quería hablar a solas con Bill, pero en esos momentos la casa estaba llena con sus padres, hermanas y algunos primos que tras la cacería se habían quedado a descansar y en esos momentos se estaban despidiendo de la familia.

— ¿Vas a llevarme a rastras todo el camino?—preguntó Bill cansado ya de sus bruscos modales.

— ¿Ocurre algo?—preguntó Claire al verlos.

—Bill fue solo al bosque—explicó Agnes.

— ¡Bill! Podía haberte pasado algo—riñó Claire.

—Fue solo un momento—resopló Bill mirando fijamente a Thomas—Sé que hice mal, pero no es motivo para que me hagas daño.

Thomas le fulminó con la mirada y soltó de inmediato, cruzándose de brazos.

—Mi madre te pidió expresamente que no fueras solo al bosque, te lo dijo por tu propio bien—dijo Thomas procurando no gritar— ¿Tanto te cuesta entender una orden? Mis hermanas pequeñas son mas obedientes que tú.

—No había ningún peligro, solo me encontré con un soldado herido y si no fuera por mi hubiera muerto desangrado—dejó Bill bien claro.

—No terminas de entender que si yo te doy una orden la debes obedecer sin rechistar—insistió Thomas.

—Pero… ¿quién te crees que eres?—estalló Bill—Eres mi esposo, no mi dueño.

Thomas se mordió los labios para no contestar al tiempo que daba un paso en su dirección, haciéndole retroceder. Le señaló la cocina con la cabeza y Bill entendió su mudo mensaje. Dio media vuelta y echó a andar ante las incómodas miradas de la familia.

.

—No puedes hablarme de esa manera—estalló Bill una vez en la cocina.

Thomas entró tras él y descubrió a la señora Brooks amasando pan. Una sola mirada suya fue bastante para que limpiándose las manos en un mandil saliera de la cocina por la puerta trasera.

—*Soy tu marido, no puedes avergonzarme delante del servicio y de la familia*—estalló Thomas a su vez.

— ¿Y tu si puedes hacérmelo a mi?—preguntó Bill cruzándose de brazos.

Thomas iba a replicar pero notar el enojo de Bill le hizo callarse. Tenía toda la razón, se había enfadado con él cuando llegó a casa y sus hermanas le explicaron que se había ido solo al bosque. Pensar que algo malo le pudiera suceder le hizo salir corriendo en su búsqueda, rezando por el camino para que nada le hubiera pasado.

Y una vez comprobado que estaba bien, tal era su enfado por su desobediencia que no pudo evitar saltar y reprocharle una falta de respeto que él mismo estaba también cometiendo.

—Te lo digo por tu bien, no quiero que te pase nada—murmuró ya más calmado—*Esta es mi familia, mi tierra…mi época*

—Solo estaba haciendo mi trabajo—dijo Bill también relajándose—Hice la promesa de ayudar a cualquiera que necesitara de mis servicios. Se llama juramento hipocrático. He consagrado mi vida al servicio de la humanidad

—Hiciste esa promesa en tu época, 300 años en el futuro—apuntó Thomas—Aquí aún no la has hecho y no deberías…

—Si debo—cortó Bill con firmeza—Una promesa es una promesa y da igual en el año en que la hice. Para mi nunca dejará de tener valor.

Thomas tuvo que admitir que tenía mucha razón, en eso último que le acababa de decir y en que no debería tratarle como si fuera algo suyo, sino como su esposo. Su compañero con el que iba a compartir el resto de su vida.

Se le acercó y estrechó en sus brazos suspirando.

—Perdóname por haberme puesto así—pidió besándolo en el pelo—Me asusté cuando supe que estabas en el bosque y solo. La rabia pudo conmigo.

—Siento mucho haberte desobedecido, no volverá a pasar nunca más—prometió Bill abrazándose a su cintura.

— ¿Es eso una promesa?—preguntó Thomas alzando una ceja.

Bill asintió con la cabeza, a partir de ese día haría todo lo que Thomas le pidiera. Tenía razón cuando dijo que esa era su época y él no sabía de los peligros que podía encontrar en un simple paseo por el bosque.

Debía confiar plenamente en Thomas, solo miraba por su bien y una torpeza por su parte podía ser fatal. Nadie sabía que podía haberle pasado con el oficial británico, tal vez le mintió cuando le dijo que le dejaría regresar a Lallybroch cuando le hubiera llevado con su patrulla, quizás por el camino cambiara de planes y a pesar de su herida tuviera las fuerzas necesarias para forzarle. O incluso matarlo…

&

Los días pasaron y el episodio del bosque pronto fue olvidado. Aunque Bill aún se sentía avergonzado por su comportamiento ante Jamie y Claire, que aunque no dijeran nada para que no se sintiera aún peor con sus miradas lo decían todo.

Tenía que tener mucho cuidado, podía poner en peligro a la familia y eso era lo último que quería.

Una semana después, Thomas le cogió de la mano y llevó al establo. Su caballo ya estaba ensillado y le ayudó a subir a el, montando a su espalda como era ya una costumbre.

— ¿Dónde vamos?—preguntó Bill con curiosidad.

—Hoy es viernes—fue lo único que dijo Thomas.

Y espoleó al caballo para que emprendiera la marcha sin decir nada más. Bill no tenía ni idea de a donde iban, entraron en el bosque y recorrieron varias millas hasta dar con un camino de tierra por el que Thomas se metió.

Varios minutos después Bill descubrió una pequeña aldea donde Thomas le había llevado. Sonrió al verla, eran apenas 10 casitas y con la poca nieve que ya había caído parecía una postal navideña antigua.

Thomas llevó el caballo a un pequeño establo y bajaron de el. Entonces le cogió de la mano y entraron en una casita que había al lado del establo.

— ¿Una posada?—dijo Bill sin entender.

—Hoy es viernes—volvió a decir Thomas—Me dijiste la otra semana que los viernes ibas a tomar algo y beber con tus amigos a una discoteca. He pensado que hoy podíamos hacer algo típico de tu época.

Bill no pudo reprimirse y se apoderó de sus labios sonriendo. Era un bonito detalle, Thomas solo quería complacerle y lo estaba consiguiendo.

Tomaron asiento en una mesa y Thomas pidió un par de cervezas junto con algo de comer.

—He pensado que así podía recompensarte por nuestra discusión del otro día—murmuró Thomas carraspeando—Ha sido la primera y espero que la última.

—Yo también lo espero—dijo Bill con firmeza—Nunca antes nos habíamos hablado en ese tono.

— ¿Es así en tu época?—preguntó Thomas con interés—Quiero decir, dijiste que no te tratara como de tu propiedad por el mero hecho de ser mi esposo…

—Si bueno, en mi época no hay tantas tradiciones como aquí, que un esposo debe ser sumiso y no llevarle la contraria a su esposo—empezó a decir Bill—Aunque hay mucha gente que aún piensa así y yo lo detesto, hay que hacerse respetar. Somos dos personas iguales, nadie es mejor que nadie.

Dejaron de hablar cuando el posadero puso ante ellos dos jarras de cervezas y un plato con un poco de pan y queso.

—En otras circunstancias, debería haberte azotado por lo que hiciste—comentó Thomas con toda naturalidad.

— ¿Cómo dices?—preguntó Bill, atragantándose con su cerveza.

—Pusiste en peligro a la familia—empezó a explicar Thomas—Ves un oficial británico y le ayudas…podía ser una trampa, mis padres no estaban en casa y mis hermanas estaban solas con la señora Brooks.

—Acepto que actué imprudentemente, pero… ¿me hubieras pegado?—quiso saber Bill.

—Si—contestó Thomas para su asombro—Pero si hubiera sido otras circunstancias como ya te he dicho. Antes era como una especia de tradición, si el esposo era desobediente hubiera tenido derecho a castigarte con unos azotes.

—Me llegas a poner la mano encima y te juro que te hubiera devuelto cada uno de los azotes—aseguró Bill no muy convencido, pues Thomas podía con él con una sola mano.

—Ya veo tu carácter, está claro que de sumiso no tienes un ápice—dijo Thomas sonriendo—Y jamás se me ocurriría pegarte. Solo te hablaba de una tradición nuestra.

—Pues en mi época sería motivo de llamar a la policía, terminarías arrestado y con una orden de alejamiento—explicó Bill a su vez—El maltrato no está bien visto, con o sin motivo.

— ¿Por qué no dejamos el tema?—pidió Thomas poniéndose en pie.

Le tendió una mano y Bill le miró sin entender.

— ¿Me concedes el honor de este baile?—pidió Thomas, haciendo una reverencia.

Bill no se había dado cuenta de la música que había empezado a sonar, en un rincón de la posada había una chimenea y ante ella un chico tocaba una melodía con su violín.

Sonrió y asintió con la cabeza. Se cogió a la mano de Thomas y se pusieron a bailar al compás de la música. Bill se dejaba dirigir, al parecer era una canción tradicional y Thomas sabía como bailarla.

Pero era muy torpe, y pronto se sintió fuera de lugar y tras haber pisado por tercera vez a Thomas decidió tomar las riendas del baile.

Se abrazó a Thomas colocando las manos tras su nuca y sintió como Thomas ponía las suyas sobre su cadera. Empezaron a moverse de un lado a otro sin dejar de mirarse fijamente a los ojos, Bill sentía las manos de Thomas acariciar sus caderas, incluso una de ellas bajó hasta su trasero y se lo acarició por encima del kilt.

Se mordió el labio para no gritar, se sentía a punto de explotar y Thomas lo sabía. Se dirigieron a la puerta sin dejar de bailar y cuando estuvieron cerca salieron por ella y se perdieron en la noche.

Thomas le llevó hasta el establo, y se apoderó de sus labios sin darle tiempo a reaccionar. Le levantó el kilt con una mano y con la otra empezó a acariciar sus nalgas, separándolas e introduciendo un par de dedos en su entrada.

Bill gimió contra sus labios, le estaba excitando mucho. Quería tenerlo dentro, no podía esperar más tiempo o iba a derramarse en ese mismo momento.

Thomas lo sabía y finalizando el beso con brusquedad le hizo volverse y que se inclinara hacia adelante, apoyando las manos en un poste. Entonces le levantó el kilt del todo y echó sobre su espalda al tiempo que levantaba el suyo y dirigía con una mano su erección hacia su entrada.

Entró en su cuerpo con brusquedad, haciendo que Bill gritara y jadeara. Empezó a embestirle con rapidez, no se podía contener y no dejaban de estar en un lugar público, cualquiera que entrara en esos momentos les vería en plena acción, y sería bochornoso.

Sentía que estaba a punto de terminar, llevó una mano al miembro de Bill y empezó a masajearlo entre sus dedos, notando como palpitaba y segundos después una calidez se deslizó por sus dedos, lo que le hizo derramarse gritando de puro placer…

.

Esa noche regresaron a Lallybroch y subieron a su habitación procurando no reírse en voz alta para no despertar a toda la casa. Estaban muy felices y no podían reprimir sus ganas de besarse y arrancarse la ropa literalmente.

Llegaron a su habitación y una vez cerrada la puerta se desnudaron el uno al otro como si no hubiera un mañana. Pronto terminaron desnudos bajo las sábanas, haciendo el amor a un ritmo más lento hasta que una vez más Bill se derramó contra el estómago de Thomas pensando que si así iban a ser el resto de sus días, iba a ser el esposo más afortunado…

Al día siguiente Bill se despertó y nada más abrir los ojos vio como Thomas aún dormía plácidamente. Sonreía en sueños, se apoyó en un codo y se limitó a verle dormir mientras pensaba que la primera vez que le vio lucía un gesto rudo y serio, y que desde que se habían casado con el paso del tiempo sonreía más y su gesto se había suavizado.

— ¿Te gusta lo que ves?

La voz de Thomas le sobresaltó y no pudo evitar pegar un bote en la cama. Thomas se echó a reír y rodando por la cama se puso sobre él, empezando a hacerse un hueco entre sus piernas separadas.

— ¿Te gustó mi sorpresa de ayer?—preguntó Thomas empezando a frotarse contra su pelvis.

—Podíamos hacerlo todos los viernes—murmuró Bill entre jadeos.

—Claro, quiero que te sientas como en tu época—dijo Thomas sonriendo— ¿Es así como cuando vas a la discotecas? Bailamos, bebimos…

—Y echamos un buen polvo—terminó Bill por él la frase.

— ¿Echamos…un buen polvo?—repitió Thomas alzando una ceja.

Bill se echó a reír, había usado una expresión de su época que Thomas desconocía, además de ser un poco vulgar.

—Quiero decir, que hicimos el amor—explicó Bill entre risas.

—Ah, me había sonado un poco…

—Vulgar, lo puedes decir—dijo suspirando Bill—No es mi manera de hablar habitualmente, pero he de reconocer que fue así como pasó. Ya te dije que yo nunca lo había hecho en mi época, irme con alguien en una discoteca y hacer eso, pero contigo es distinto. Eres mi esposo y podemos hacerlo cuando queramos y donde queramos.

No hizo falta que lo repitiera dos veces, Thomas se movió y sabiendo que las últimas veces habían sido un poco bruscas, esa vez quiso ser más delicado y le preparó con los dedos antes de entrar con suavidad en su cuerpo.

Bill se estremeció al sentirle entrar, como iba poco a poco hasta sentirle bien dentro. Soltó un profundo gemido, le había torturado un poco con su lentitud pero eso le había excitado mucho.

Hicieron el amor de forma lenta, mirándose a los ojos hasta que sintieron que iban a explotar, entonces Thomas se apoderó de sus labios y se besaron profundamente mientras alcanzaban cada uno su orgasmo….

Continuará… 

en la serie, hay un cap donde la protagonista es azotada por desobedecer al marido, de ahi que yo lo insinuara pero no metiera la escena.

por lyra

Escritora del fandom

2 comentario en “Once in a lifetime 24”
  1. Azotes no por favor, conociendo a Bill se escapa después de recibir uno y gritar maltrato…, y ya me imagino a Tom saliendo en su búsqueda y no encontrandolo🤣. Ese par está muy enamorado 😗

  2. Fue lindo el detalle de salir los viernes y hacer algo cómo en la época de Bill y ese lemon casí exhibionista fue caliente! En verdad que si Bill no está embarazado pensaré que Tom es estéril o Bill porque ese par hacen los el amor como conejos ^//^ qué ni me quejo,, al contrario me encanta que Tom sea más atrevido y sobre todo la facilidad de sus ropas para prestarse al hecho de hacer el amor.

    Lamentablemente aún hay lugares, gentes que siguen pegando a la mujer.

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