Once in a lifetime 28

«Once in a Lifetime» Fic de lyra

Capítulo 28

*Hubiera deseado estar muerto, y si hubiese mantenido los ojos cerrados casi podía sentirlo. Pero hizo una promesa, y debía cumplirla aunque significara tener que vivir una vida que ya no quería.

El mundo en el que se hallaba hacía solo un instante no era más que polvo.*

Thomas se había ido. Ya no existía él ni el clan McKaulitz.

Abrió lentamente los ojos, sintiendo como las lágrimas bajaban por sus mejillas hasta sus labios. Se incorporó y miró asustado a su alrededor.

Era de noche, eso no había cambiado. Pero no sabía donde estaba. Yacía sobre la hierba, pero sabía que no era el pequeño huerto de Lallybroch donde minutos antes había tenido que decir adiós al amor de su vida…

Entonces un rugido le sobresaltó. Se llevó la mano al corazón y mirando a su derecha observó el origen de ese ruido. Una moto pasó a toda velocidad a escasos metros suyos.

Había vuelto a su época, aunque no sabía que año era. Quizás Claire había fallado en sus cálculos, le advirtió que no era una ciencia exacta y solo tenía la luna y las estrellas para guiarse.

Pero Bill confiaba ciegamente en ella. Y con esa confianza se puso en pie colocándose el kilt que aún llevaba.

Cuando sus ojos se acostumbraron a la oscuridad pudo reconocer el sitio donde se hallaba. Era el jardín de su casa, Claire le había devuelto a su hogar. Por un momento pensó que seguía en Escocia y no sabía como se las iba a apañar para volver a Alemania.

El sonido de una puerta abriéndose le hizo volverse con brusquedad. Esperó en alerta hasta que identificó a la figura que abriendo del todo la puerta le tendió los brazos y corrió a refugiarse en ellos.

— ¡Mamá!—susurró entre sollozos.

Simone abrazó con fuerza a su hijo al tiempo que le hacía entrar en casa y cerraba la puerta tras ellos.

—Soy yo…he regresado…—sollozó Bill sin poderse contener.

—Lo sé, cariño—susurró Simone llorando ella también.

Abrazado a su madre, Bill solo pensaba en qué podía decir sobre su ausencia. ¿Creería que había viajado al pasado? ¿Que se había enamorado y llevaba un hijo en su vientre?

— ¿Qué…qué año es?—preguntó en un susurro.

—Estamos en diciembre del 2010—contestó Simone para su asombro—Llevas 5 meses ausente.

Bill no podía creerlo, el tiempo había transcurrido en su ausencia de la misma manera. Por un momento llegó a pensar que en el presente el tiempo había pasado más rápido y al volver quizás habrían pasado años, y no unos pocos meses.

— ¿Dónde has estado?—preguntó Simone sin poder contenerse— ¿Y esta ropa, de dónde la has sacado?

Bill no sabía qué contestarle, la primera pregunta era difícil de contestar pues ni él mismo sabía por donde empezar. Y no tenía fuerzas para hablar del tema, en sus labios aún estaba el recuerdo del beso de despedida de Thomas y hablar de su época era aceptar que lo había dejado atrás y sus caminos se habían separado.

En cuanto a su kilt….bueno, siempre podía decir que venía de una fiesta de disfraces…

Sacudió la cabeza riñéndose a sí mismo por hacer bromas en esas circunstancias. Eran los colores del clan McKaulitz, su propio clan al que había pertenecido desde el preciso instante en que selló su promesa de amor eterno con Thomas.

Un leve carraspeo le hizo abrir los ojos, Gordon le miraba sin poder creerse que hubiera regresado.

Entonces soltó a su madre con pesar y caminó lentamente hacia su padrastro. Solo él podía darle la respuesta que buscaba.

— *¿Quién ganó la batalla de Cullodem?*—preguntó con miedo.

Gordon le miró extrañado, sabía perfectamente la respuesta. Pero no sabía el motivo de esa pregunta.

— ¡Dímelo!—exigió Bill gritando—¡Dime quien ganó la batalla de Cullodem!

—*Cumberland y el ejército británico*—contestó Gordon sin aliento.

Bill sintió que se partía en dos, se llevó las manos al vientre y cayó al suelo de rodillas al tiempo que negaba con la cabeza. No habían cambiado el pasado, la batalla había seguido su curso y con ella el fin de los clanes. Thomas habría muerto en ella, dando su vida por una causa perdida.

Rompió a llorar amargamente, quería cerrar los ojos y que al abrirlos Thomas estuviera a su lado sano y salvo.

Pero sabía que era imposible. Quería volver a Escocia, buscar su tumba y llevarle flores. Y cogido de su mano, llevaría a su hijo para que conociera a su padre, al guerrero más valiente de Escocia que tanto había amado…

&

Dos días después, a Bill aún le costaba creer que hubiera viajado al pasado. Se hallaba en su habitación descansando, su madre le había examinado por encima y aparte de estar deshidratado y con algunas magulladuras, su estado de salud era bueno.

Aún así le había pedido que guardara cama y Bill obedeció sin rechistar, no podía salir de ella y enfrentarse al mundo de nuevo como si nada hubiera pasado.

Además, estaba el bebé. Aún no había dicho nada y tenía que empezar a cuidarse por dos. Necesitaría una ecografía para comprobar que su viaje al presente no le había afectado, aunque en el fondo sabía que no le había pasado nada.

El miedo a un posible aborto se fue alejando al comprobar que no tenía pérdida de sangre alguna y sentía apetito. Debía comer por dos y en esos momentos cogió la taza de té que su madre le había llevado junto con unas tostadas y desayunó con la mirada perdida.

Le había prometido a Thomas no buscarle, no vivir con su recuerdo o al final se volvería loco. Pero no podía cumplir su promesa, tenía que saber qué pasó con él y el resto de la familia. ¿Huyó a Leizping tras la guerra como contó Claire en su diario?

Tenía que recuperar las fuerzas, encerrarse en el despacho de su padrastro y no salir de el sin la respuesta que buscaba.

Terminó de desayunar y se levantó de la cama. Llevaba puesto un pijama y se sentía incómodo, tanto tiempo habiendo vestido un kilt sin nada debajo y en esos momentos todo le apretaba y molestaba.

Suspiró y dejando su incomodidad a un lado fue a su escritorio, recordaba haber dejado el diario de Claire sobre el pero descubrió que ya no estaba. Su madre lo habría guardado de nuevo en el desván para que no se perdiera. No había terminado de leerlo, quería echarle un vistazo y descubrir que había pasado tras su marcha.

¿Hablaría de él?

No se lo había planteado, conociendo tan bien a Claire como la conocía, seguro que le habría incluido en sus memorias. Le había querido como un hijo, y seguro que también habría escrito sobre su boda con Thomas.

Sería muy extraño leer acontecimientos que habían pasado hacía 300 años pero para él solo habían sido unos pocos meses atrás y estaban aún frescos en su memoria, imposibles de olvidar.

Salió de la habitación y fue directo al despacho de Gordon. Se hallaba tras su escritorio trabajando al ordenador y levantó la mirada al verle.

— Tu madre ha salido a atender una urgencia, ¿necesitas algo?—preguntó Gordon dejando a un lado su trabajo.

—Quiero todos los libros que hablen de la batalla de Cullodem—contestó Bill yendo directo al grano.

No hizo falta explicar más, Gordon se levantó y le señaló una mesita baja ante la chimenea donde al parecer ya le había preparado unos cuantos libros que hablaban de Cullodem.

—No sé por qué ese repentino interés—murmuró Gordon carraspeando.

—Yo…necesito comprobar algo—dijo Bill empezándose a sentir muy nervioso por si descubría eso que tanto miedo le daba.

Ocupó una de las butacas y cogiendo un libro no paró hasta terminarlo. Gordon le dejó a solas, preparándole un ligero almuerzo cuando horas más tarde Bill continuaba con su lectura.

Simone regresó a casa y le halló en el despacho. Arrugó la frente y se sentó a su lado poniendo una mano sobre el libro que estaba devorando.

—Necesitas descansar—dijo Simone con firmeza.

—Solo estoy leyendo—murmuró Bill sin levantar la mirada del libro.

Simone suspiró y se cruzó de brazos observándole, sabía que no iba a parar hasta dar con lo que buscaba.

—Aquí tampoco hay nada—gruñó Bill cerrando el libro de golpe—*Tiene que haber alguna lista con las bajas del lado escocés.*

Se había leido los 3 libros que Gordon le había dejado, y se preguntaba si en la biblioteca encontraría alguno más.

—Llevas todo el día aquí metido, descansa un poco por favor—pidió Simone preocupada.

Pero Bill no podía hacerlo, no hasta dar con una respuesta. Por mucho que le hubiera prometido a Thomas no investigar sobre él, no podía quedarse de brazos cruzados sin saberlo porque cuando su hijo fuera mayor y preguntara por su padre, quería poder contarle algo que no fuera más que una mentira. Como que no estaba con ellos porque les había abandonado, cuando el verdadero motivo era que les había separado un viaje en el tiempo, y que sus corazones se habían roto de dolor por haber tenido que separarse.

Simone suspiró y aunque pensaba que era pronto para hablar de su ausencia, no podía esperar más tiempo. Le había dado 2 días para que descansara, pero era hora de saberlo.

—Bill, no quisiera entrometerme pero aún no hemos hablado de dónde has estado todo este tiempo—dijo yendo directa al grano—No te quiero presionar, pero me debes una buena explicación.

Bill se le quedó mirando, ¿cómo poder contar su viaje al pasado sin que le quebrase la voz? ¿Le iba a creer o pensaría que se había vuelto loco o estaba drogado?

Y no quería mentirle a su madre, lo fácil que sería decir que se había ido de viaje por un tiempo y conocido un chico del que se había enamorado y quedado embarazado. Esa historia le libraría de tener que responder a más preguntas que su madre le haría con mucha curiosidad pero que a él le serían dolorosas de contestar.

— ¿Quieres saber toda la verdad?—preguntó mirando a su madre fijamente.

—Si—contestó Simone sin dudar.

Bill asintió con la cabeza, era verdad que le había hecho pasar unos angustiosos meses sin saber dónde se había ido ni con quien. Aunque dudaba que le creyera…

Separó los labios y empezó a relatar su fantástico viaje. No omitió ningún detalle, como su precipitada boda con Thomas para poder librarse del capitán Jost.

Simone le escuchaba entusiasmada, como si le estuviera relatando una película fantástica. Le habló de sus antepasados, de como había conocido al clan McKaulitz y vivido esos meses con ellos. No se dejó a nadie, ni a los numerosos primos de Thomas, ni a las gemelas que añoraba.

Ni a Claire, la autora del diario que había tenido la «culpa» de su viaje al pasado…

—Es…como un sueño—dijo Simone tras su relato—Viajar en el tiempo, parece imposible pero tú…lo has hecho…

— ¿Me crees?—preguntó Bill perplejo.

—Claro que te creo, ¿por qué me ibas a mentir?—preguntó Simone a su vez—Nunca lo has hecho, no te he educado así.

A Bill le costaba creer que su madre lo aceptara sin poner en duda sus palabras. Pero, con Thomas también fue así. No le conocía de nada y cuando le contó la verdad le creyó sin duda alguna.

—Háblame de Thomas—pidió Simone con tono dulce.

Bill sonrió al pensar en él. A su madre le hubiera gustado porque era el mejor esposo que hubiera podido imaginar. Era muy tierno, y cariñoso tanto con él como con su familia.

—Thomas tiene….tenía un buen corazón…—empezó a decir Bill sintiendo que se le quebraba la voz.

Hablar de Thomas en pasado era aceptar que no lo iba a volver a ver nunca más.

—Cariño, él…—empezó a decir Simone arrugando la frente.

— *¡No lo digas!—interrumpió Bill en un sollozo—Sé que esta muerto,…. muerto y enterrado y pudriéndose en su tumba desde hace 3 siglos. Pero quiero saber…necesito saber si murió en Cullodem…*

—*Te dijo que resistiría junto a su clan hasta la muerte en ese páramo—le recordó Simone— ¿Dudas de su palabra?*

Bill negó con la cabeza mientras se limpiaba las mejillas de lágrimas.

—*Has vivido una aventura extraordinaria Bill, algo que mucha gente podría imaginar—dijo Simone cogiendo su mano entre las suyas—Conserva ese tesoro, ponlo a salvo en un lugar especial dentro de tu corazón, Pero.,..no malgastes el resto de tu vida persiguiendo un fantasma. No cuando hay un chico real de carne y hueso que te ama con todo su corazón.*

¡Andreas!

Se había olvidado por completo de él, desde que había regresado a su época su único pensamiento era saber qué había sido de Thomas, no que podía estar pensando su aún novio de su ausencia.

¿Qué le iba a decir?

No tenía ni idea, lo único claro que sabía era que no podían seguir juntos. No porque le hubiera sido infiel con otro, sino porque nunca llegó a sentir nada por él. Andreas era difícil de complacer, y muchas veces se había sentido utilizado.

Nada que ver con Thomas, tan cariñoso y preocupado por su bienestar.

Nunca iba a encontrar a nadie como él…ni pensaba hacerlo. Compartir su vida con otra persona no entraba en sus planes. Ya tuvo un único amor verdadero, y tuvo que dejarlo atrás para poner a salvo a ese hijo suyo que crecía en su vientre fuerte y sano.

Continuará… 

aqui os dejo el enlace del primer video que le hice al fic, con la canción de la que cogí el título y su letra en inglés.