Please forgive me 5

Al día siguiente trabajó de nuevo en el campo seis y tras comer se encontraba junto al río cuidando del ganado. A su lado, Andreas dormía profundamente debido al calor que hacía. Él también se sentía algo somnoliento y con mucho calor. Decidió ir a darse un rápido chapuzón, se levantó y fue a la zona del río donde siempre se solía bañar.

Una vez allí se desnudó sin dejar de mirar a ambos lados, aún recordaba al extraño chico que le estuvo espiando al tiempo que se tocaba la tarde anterior. Pero parecía no haber rastro alguno de él, y pudo disfrutar de un refrescante baño.

Salió del agua minutos después, Andreas dormía y nadie vigilaba el ganado. Anduvo hacia la orilla y fue donde estaba sus ropas, pero antes de que pudiera recoger sus pantalones una mano le cogió con fuerza por la cintura y otra cubrió su boca impidiéndole pedir ayuda.

—Hola, precioso—susurraron en su oído.

Quiso resistirse, pataleó y dio puñetazos al aire sin lograr que le soltara. La persona que le retenía era mucho más fuerte que él y le arrastró tras unos matorrales.

—Sabía que volverías—siseó una voz masculina—Ayer te vi nadando y me pusiste cachondo perdido. Dejé que te escaparas, pero hoy…hoy nada ni nadie me va a detener.

Bill sabía el significado de sus palabras, negó con la cabeza al tiempo que los ojos se le llenaban de lágrimas. Pero fue inútil, le había tirado al suelo y sentía al chico tumbado sobre él dejando caer todo su peso inmovilizándolo. La mano que le aferraba la cintura le había soltado y la sentía acariciar su espalda hasta perderse más abajo.

—¿Sabes quién soy?—preguntó de repente la voz—Soy Tom Kaulitz, y ahora te voy a liberar los labios. Puedes gritar si quieres, pero como nos descubra alguien te irás de patitas a la calle y yo haré que nadie más te vuelva a contratar. Te morirás de hambre, ¡y todo por no querer disfrutar de un buen polvo!

Bill le escuchó echarse a reír, sintió su fétido aliento rozarle una oreja. Estaba bebido, Tom no sabía lo que hacía o le daba igual. Sintió como la mano que aprisionaba su boca se retiraba y sabiendo que lo mejor era estarse callado, se mordió el labio al escuchar como una cremallera era bajada.

—Eres precioso—susurró Tom suspirando—Ayer te estuve observando, me gusta tu cuerpo y tu piel es muy suave. Y hueles….muy bien…

Bill cerró los ojos con fuerza tratando de retener las lágrimas que ya bajaban por sus mejillas. Sentía sus manos por todo su cuerpo, y no solo eso. Tom se había bajado los pantalones y ropa interior, sentía algo duro contra la parte baja de su espalda, empujar contra ella con fuerza.

—Relájate y todo irá bien—susurró de nuevo Tom acomodándose sobre su cuerpo—Y gime por favor, me pone cuando las putas gimen…

Al momento Bill sintió que le alzaba las caderas con una mano y con otra separaba sus nalgas. Una par de dedos humedecidos juguetearon con su entrada, ahogó un grito cuando los sintió en su cuerpo entrando y saliendo.

—¿Es tu primera vez?—preguntó Tom entre jadeos.

Bill asintió levemente con la cabeza, pensando que así Tom se daría cuenta del error que estaba cometiendo y le soltaría pidiéndole perdón. Pero estaba equivocado, eso pareció poner más cachondo a Tom de lo que ya estaba, le escuchó gemir y jadear entre risas.

—¿Cómo te llamas?—preguntó de repente—Quiero saber tu nombre para decirlo cuando me corra dentro.

Bill rompió a llorar negándose a contestar, pero entonces sintió que Tom metía dos dedos más en su cuerpo con cierta brusquedad.

—Bill…—susurró con voz ahogada—Me llamo…me llamo Bill…

—¡Bill!—repitió Tom entre jadeos—Un nombre bello para un hermoso cuerpo.

Y dicho eso, Tom se incorporó lo justo para colocar su erección contra su entrada, empujando con fuerza hasta quedar dentro. Bill procuraba que sus gritos no se oyeran, tenía la cara enterrada entre la hierba y lloraba contra ella al sentir a Tom apuñalar sus entrañas.

Le costó entrar dentro, pero una vez que el cuerpo de Bill se adaptó a su erección, empezó a embestirle. Entraba y salía de su cuerpo con lentitud al principio, hasta que no se pudo retener y aumentó el ritmo de las embestidas gimiendo contra su oído.

No le importaba escuchar sus sollozos, sentir temblar su cuerpo ni hacerle sangrar. No quedó satisfecho hasta que largos minutos después hubo terminado de derramarse dentro de su cuerpo con dos fuertes embestidas.

—Bill….oh, Bill…—gimió entre jadeos.

Salió de su cuerpo y se incorporó al tiempo que trataba de recuperar la respiración. A sus pies yacía Bill llorando sin poderse contener. Empezó a vestirse con calma, sin poder apartar los ojos de su tembloroso cuerpo.

—Sé que la primera vez es dolorosa, pero no te preocupes. Con el tiempo te acostumbrarás y verás cómo no lloras—dijo sacando un cigarro del bolsillo trasero de sus vaqueros—Quiero repetir esta noche, pero mejor en una cama blanda. Escápate y ven a mi habitación, te estaré esperando. No me hagas ir a por ti…

Bill se quedó inmóvil donde estaba escuchando sus crueles palabras. ¿Le iba a violar una vez más? No lo podría soportar, sentía su cuerpo arder y temblar como si tuviera mucha fiebre. Se quedó en silencio escuchando como Tom fumaba con calma como si nada hubiera pasado y una vez apurado el cigarro se marchó silbando.

Esperó unos minutos y entonces se movió como pudo. Se levantó y arrastró su dolorido cuerpo hasta el río, donde se lavó llorando amargamente. Recuperó sus ropas y vistió regresando al lado de Andreas, que seguía profundamente dormido.

Se tumbó a su lado pensando en que esa agradable vida que había estado llevando se había terminado, convirtiéndose en una cruel pesadilla…

Esa noche durante la cena apenas pudo probar bocado, y David le notó extraño. Estaba muy triste y con la mirada apagada, enseguida se lo llevó aparte y puso una mano en su frente notándosela algo caliente.

—Debes tener algo de fiebre—murmuró David arrugando la frente—Tómate mañana el día libre. Quiero que descanses todo el día y si sigues sintiéndote mal llamamos a un médico.

Bill asintió con la cabeza y se fue directo a su cama. Pero no pudo cerrar los ojos, los tenía clavados en la puerta temiendo que de un momento a otro entrara Tom por ella para llevárselo a la fuerza. Pero quien entró fue Andreas con una amplia sonrisa en los labios.

—¡Buenas noticias!—exclamó sentándose en el borde de la cama—Tom se ha ido.

—¿Qué?—susurró Bill.

—Que se ha ido—repitió Andreas—Ha discutido en la cena con sus padres y dicen que se ha largado de casa para siempre. Aunque no lo creo, la última vez también juró que no iba a regresar pero en cuanto se le terminó el dinero no le quedó más remedio que volver con el rabo entre las piernas. Pero su padre le ha dicho que no piensa darle más sino termina los estudios y Tom se ha ido echando humo.

Bill no podía creer lo que estaba escuchando, se había librado de Tom para siempre. No lo pudo evitar y rompió a llorar desconsolado ante un extrañado Andreas que no sabía que le había dado.

—¿Bill?—llamó arrugando al frente.

—No se siente bien—contestó David por Bill—Déjale descansar.

Andreas asintió y tras apretar el hombro de su amigo con cariño se fue dejándole llorar en paz.

Los días pasaron y gracias al apoyo de Andreas Bill logró superar lo pasado. Había días que se despertaba tras un mal sueño donde lo recordaba todo, su estómago se revolvía y apenas podía probar bocado sin devolverlo. Se sentía mareado por los nervios, pasaba con nauseas días enteros y creía que nunca volvería a ser el de antes. No le contaría jamás a nadie lo ocurrido, Andreas sabía que le pasaba algo y pensando que sentía nostalgia de su hogar hacía todo lo posible para hacerle sonreír cuando le veía triste.

Y David igual, sabía del pasado de Bill y la clase de persona que era Gordon Trümper. En cuanto podía le daba unos días libres para que los disfrutara aunque no se fuera a ningún lado. Pero casualmente Andreas también tenía libre esos días y se lo llevaba a casa de Paul y su familia, quienes le acogieron como uno más.

Pero Bill no volvió a hacerle una visita a Georg, sabía que en vez de ayudarle a mejorar solo lograba empeorar la situación cuando le tenía que volver a dejar para regresar a su trabajo. Pero le escribía todas las semanas, Georg le hablaba de lo bien que se iba encontrando cada día y que poco a poco había regresado a sus estudios, e incluso le iba mucho mejor. Eso también lo sabía por su familia, el señor Listing le escribía a escondidas de su hijo y le contaba casi lo mismo, deseándole que pronto regresara y prometiéndole ayudarle en todo lo que estuviera en sus manos.

Pasaron dos meses y una fría mañana de otoño Bill fue despertado con una noticia que tanto temía. Tom había vuelto, pero…esa vez todo era distinto.

—Le acompaña un chico—le explicó Andreas en el desayuno—Y no es su novio como todos hemos pensado. Al parecer es un amigo o compañero de clase ¡y no veas cómo le ha cambiado! Tom es incluso más amable, les ha pedido perdón a sus padres y ha prometido terminar los estudios y venir más a menudo a hacerles una visita y ayudarles con las tierras.

Bill le escuchaba con miedo, ¿qué pasaría cuando Tom se acordara de él? ¿Iría nuevamente a buscarlo para seguir por donde lo habían dejado?

Obtuvo sus respuestas dos días después. David nuevamente le había mandado a trabajar al campo más alejado y se encontraba muy concentrado en su trabajo que cuando alzó la mirada y descubrió a Tom fijamente mirándolo no pudo evitar dejar caer el cesto que portaba a sus pies.

—No te asustes, por favor—pidió Tom levantando una mano—Bill…sé que lo que hice no estuve bien y he venido a pedirte perdón.

Bill le escuchaba en silencio sin saber si creer sus palabras o no. ¿Podría perdonarlo? Le había hecho mucho daño, y le había dejado marcado para siempre. Desde entonces cada vez que un chico se le acercaba no podía evitar echarse a temblar.

—Quisiera recompensarte, pídeme lo que quieras—siguió diciendo Tom.

—¿Crees que con dinero podrás pagar mi perdón?—preguntó Bill en voz baja.

—Sé que no tengo excusa, en esos momentos estaba pasando una mala racha y bebía con frecuencia—empezó a explicar Tom—Mis padres querían que me quedase en casa en vista de que mis notas bajaban, discutimos como siempre hacemos cada vez que vengo y me desahogué bebiendo. Me acordé de ti, en cómo me sentí al verte saliendo del río y hacia allí fui a buscarte…

—Y me violaste—terminó Bill por él la frase.

Tom se mordió el labio asintiendo, era la verdad por muy cruel que sonara.

—He cambiado Bill. He tenido todo este tiempo para recapacitar y llegar a la conclusión que nada más regresar a casa iría a buscarte y te pediría perdón—dijo Tom con firmeza—Y haré todo lo que esté en mi mano para ayudarte con lo que sea.

—No necesito tu ayuda—murmuró Bill recogiendo el cesto que se le había caído.

Tom se movió con rapidez y se lo quitó de las manos, viendo con dolor que Bill retrocedía un paso con el miedo en los ojos reflejado.

—No te voy a hacer daño—susurró Tom.

—No puedo creerte—dijo Bill cruzándose de brazos.

Tom lo sabía, le iba a llevar tiempo hacer que Bill le perdonara y confiara en él. Porque le gustaba, y mucho. No había una noche que no soñara con él, que deseara volver a verle y empezar una relación seria si lograba que le diera una segunda oportunidad.

—¿David te pidió que recogieras este campo?—preguntó, viéndole asentir con la cabeza—Entonces te echo una mano.

—Si David o tus padres se enteran yo me llevaré una buena bronca—replicó Bill negándose.

—Este es el campo más alejado de la casa y mis padres están ocupados en sus cosas como para acercarse a ver qué hacemos—dijo Tom inclinándose—Tú descansa mientras yo termino con esto.

La tentación era muy fuerte, Bill llevaba dos horas trabajando y le dolía horrores la espalda. Pero era su trabajo y según lo estaba haciendo Tom seguro que le caía una buena por estropear las plantas de esa manera.

—No tienes ni idea—murmuró inclinándose a su lado.

—Pues enséñame—dijo Tom sonriendo.

—Debes cortarlo de arriba abajo, no estropees los tallos—explicó Bill.

Tom se quedó observándolo trabajar unos minutos y luego le imitó. Le había mentido, sabía perfectamente que lo estaba haciendo mal pero quería que Bill le enseñara, y que se le acercara. Inclinó la cabeza para que no le viera y sonrió con disimulo, había conseguido tenerle a su lado sin que sintiera miedo de él.

Escritora del fandom

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