Please forgive me 7

Aparcó el coche detrás del hostal y apagó el motor. Bill seguía en silencio a su lado, no había dicho nada desde que llegara a su rescate y le tenía muy preocupado.

—¿Estás bien?—volvió a preguntar mirándole fijamente.

—Lo estaré—murmuró Bill, encogiéndose de hombros.

—Oye…no quiero que pienses mal pero, me gustaría acompañarte hasta la habitación—dijo Tom sin aliento—Estás mal y no me gustaría dejarte solo en estos momentos. Y si quieres hablar me puedo quedar todo el tiempo que necesites.

Bill no se pudo negar, la verdad era que en esos momentos no quería estar solo, y con Tom se sentía a salvo. Salieron del coche y entraron en el hostal, Bill le indicó el camino tras saludar al padre de Paul, quien se le quedó mirando arrugando la frente.

Entraron en la habitación y sintiendo que se le iba un poco la cabeza Bill se tumbó en la cama a descansar. Tom entró en el baño y regresó con una toalla húmeda que colocó sobre su frente.

—¿Mejor?—preguntó, viéndole asentir con la cabeza.

—No sé qué hubiera pasado si no llegas a… ¿qué haces por aquí? ¿Me estabas siguiendo?—preguntó Bill poniéndose tenso.

Tom negó con la cabeza al momento, aunque en el fondo era parte verdad. Había escuchado que él y Andreas tenían unos días libres y decidió acercarse hasta Leipzig a ver si casualmente los veía. Y había acertado, y llegado en el momento adecuado. Pero eso jamás Bill lo sabría, no quería que pensara que le estaba acosando, pero con sus mejores intenciones.

—Había oído hablar del bar y vine a echar un vistazo—explicó Tom por encima—Nada más aparcar te vi salir cogido de la mano de ese chico y me quedé mirando solo para asegurarme que no te hacía nada. Me dio mala espina y acerté.

—Me siento un idiota—estalló Bill en lágrimas—Me volví a dejar llevar por unas palabras bonitas. ¿Cuándo aprenderé?

Tom se mordió el labio al escucharlo, se sentía culpable ya que él mismo le había hecho lo mismo. Decirle que era muy guapo y que le gustaba para forzarle tras unos matorrales. No podía sentirse peor de lo que ya lo estaba…

—Contigo fue distinto—dijo Bill de repente.

—¿Cómo?—preguntó Tom sin entender.

—Me has demostrado que estás muy arrepentido y ahora puedo ver el buen chico que eres—explicó Bill—. Recuerdo…la tarde anterior, me estabas espiando y cuando te vi, solo pude pensar que eras muy guapo, y como sería estar contigo…y cuando….cuando estuvimos juntos…era mi primera vez como te dije, estaba muy asustado por la situación y días después no podía dejar de pensar en lo que había pasado, por un lado te odiaba con toda mi alma, y por otro…

Tom no sabía que decir, Bill le estaba abriendo su corazón y él solo podía pensar en lo cabrón que había sido. Bill era una buena persona, y no se merecía lo que le había pasado. Y él se lo recordaba con su presencia…

—Será mejor que te deje descansar—dijo retrocediendo un paso—Si ya te sientes mejor…

—Me siento solo, Tom—confesó Bill mordiéndose el labio.

Tom se le quedó mirando extrañado, ¿había escuchado bien? ¿Sabía Bill realmente lo que le estaba pidiendo? Tal vez estaba confuso por lo pasado y hablaba sin pensar.

—He visto a Andreas bailando con Paul—susurró Bill incorporándose—Se estaban besando…se les veía tan enamorados…

No pudo seguir hablando, Tom se había lanzado y apoderado de sus labios robándole el aliento. No sintió miedo alguno, porque lo estaba deseando. Desde que viera lo mucho que había cambiado, no había noche que soñara con probar sus labios.

Se dejó besar, y también que las manos de Tom le recorrieran el cuerpo. Le dejó que le tumbara sobre la cama y él mismo se descalzó usando los pies. Cuando creyó que se iba a desmayar por la falta de aire sus labios se separaron y cerrando los ojos soltó un suspiro prolongado. Escuchó la risa de Tom y río con él, nunca antes se había sentido así de bien.

—Eres hermoso—susurró Tom sin poderse contener.

—Gracias—dijo Bill sintiendo que se sonrojaba.

Tom se inclinó sobre él y llevó las manos a sus pantalones, viendo que Bill no ofrecía resistencia alguna ni se ponía tenso a su contacto. Le despojó de los pantalones y la ropa interior que llevaba. Bill le ayudó alzando las caderas y una vez desnudo de cintura para abajo se le quedó mirando con la respiración entrecortada.

Tom se incorporó y se desnudó ante sus ojos mientras que Bill se despojaba de la camisa. Luego se echó sobre él y no dejar de frotarse contra su cadera al tiempo que se apoderaba otra vez de sus labios. Bill gimió desesperado contra ellos cuando Tom se movió entre sus piernas hasta acomodarse entre ellas. Estaba perdido en el beso, levantó las caderas por instinto y separó más las piernas. Al momento sintió un dedo entrar suavemente en su cuerpo, volver a salir y otra vez entrar. Así hasta que fueron 3 los dedos que Tom tenía en su interior. Gimió por lo bajo contra sus labios y Tom dio el beso por finalizado. Se le quedó mirando desde arriba respirando con dificultad, conteniendo esas locas ganas de hacerle el amor que tenía.

—¿Te duele?—preguntó preocupado.

—Un poco—admitió Bill sonrojándose.

—¿Paro?—preguntó sacando los dedos de su cuerpo.

Bill no lo dudó un momento y negó con la cabeza. Tom sonrió y acomodándose mejor guió con una mano su erección y rozó la entrada de Bill, arrancándole un grito esa vez. Vio como sus mejillas se sonrojaban más si se podía y no pudo esperar más. Comenzó a penetrarle parando cuando sentía que su cuerpo se tensaba y avanzando cuando se relajaba.

Una vez dentro de Bill, empezó a moverse con toda la suavidad que pudo, logrando contener esas ganas inmensas que tenía de hacerle disfrutar. No como la otra vez, esa noche solo contaba Bill y si él se quedaba a medias, no importaría nada.

Sonrió al sentir a Bill moverse bajo su cuerpo, alzar sus caderas cuando creía que iba a salirse del todo, soltar un gemido prolongado cuando le sentía entrar de nuevo, hundiéndose en su interior con tanta suavidad que no podía dejar de gemir y suspirar.

Y Tom gemía y suspiraba también, hasta que sintió que llegaban los primeros espasmos del orgasmo, aceleró el ritmo y se bajando la cara la enterró en la curva del cuello de Bill, lamiendo y besando su piel mientras que se derramaba en su interior entre jadeos prolongados.

Salió de su cuerpo y al verle a punto de derramarse él también llevó una mano a su erección y le hizo estallar entre sus dedos. Sonrió al ver como retorcía su cuerpo, como sus caderas se elevaban y de sus labios salía su nombre entre gemidos y suspiros…

A la mañana siguiente Bill despertó con una amplia sonrisa en los labios. Tom ya se había marchado, tras hacerle el amor se quedó media hora hasta que sus respiraciones se normalizaron. Entonces le dejó con pesar, tenía que levantarse temprano para hablar con un amigo de su padre acerca de un negocio que le quería proponer. Había prometido no retrasarse y aún le quedaba un largo viaje por delante.

Se despidió de él con un largo beso, quedando en verse de nuevo cuando regresara y hacer planes. Bill durmió el resto de la noche pensando en cómo sería empezar una relación seria al lado de Tom.

Se levantó de la cama sintiendo algo resentido su cuerpo, fue al baño y sonrió al ver la bañera. No se lo pensó dos veces y decidió darse un baño de espuma para relajarse.

Se desnudó y metió en la bañera, cerrando los ojos suspirando. Le dolía el cuerpo, sobretodo la parte baja de la espalda. En su mente flotaban escenas que creía que formaban parte de un sueño pero mientras iba lavando su cuerpo poco a poco lo fue recordando todo sonriendo.

Había hecho el amor con Tom por primera vez, la otra no contaba. Y había sido muy bonito, había disfrutado de cada caricia suya y de cada beso. Tom había estado muy atento y había ido con mucho cuidado.

Cerró los ojos y se recreó en sus recuerdos hasta que sintió que se enfriaba el agua. Entonces abandonó la bañera y se vistió para bajar a desayunar. Entró en el comedor del hostal y descubrió a Andreas sentado solo. Se le acercó y ocupó una silla a su lado.

—Buenos días—saludó suspirando.

—¿Estás bien?—preguntó Andreas—Ayer desapareciste y me tenías preocupado.

—Perdona, es que…empecé a sentirme mal y regresé caminando—mintió Bill en voz baja.

—¿Tú solo?—interrogó Andreas.

Bill asintió con la cabeza, no quería contarle que Tom había aparecido de la nada y salvado, para luego acompañarle hasta el hostal y…hacerle el amor como si no existiera el mañana…

—Me duele que me mientas Bill—dijo Andreas suspirando—El padre de Paul te vio entrar con un chico. ¡Vamos, si has ligado me lo puedes decir!

—Solo me acompañó hasta la habitación—mintió Bill de nuevo.

—Y se fue casi una hora después—apuntó Andreas—Y por lo feliz que te veo, algo me dice que al final te divertiste, ¿verdad?

No le podía seguir mintiendo, odiaba hacerlo y Andreas solo quería lo mejor para él. Asintió con la cabeza sonriendo y Andreas rompió a reír.

—¡Y yo que pensaba que te iba a tener que presentar a alguien!—exclamó Andreas entre risas—Pero ya veo que te la sabes apañar tú solo. ¿Y….qué tal fue?

—¡Andreas!—susurró Bill escandalizado.

—No pido detalles, solo saber cómo lo conociste y eso—dijo Andreas encogiéndose de hombros.

Bill le miró pensativo, tendría que volver a mentirle. O al menos, no contarle del todo la verdad.

—Me…me invitó a una copa y luego salimos a tomar el aire—empezó a explicar Bill—Hablamos y una cosa llevó a la otra…

Andreas le escuchaba en silencio, no había visto al chico con el que Bill se fue y no sabía si era uno de esos que te invitaba a una copa y ya daba por sentado que buscarían un rincón solitario. Bill era tan inocente que creería ver una persona agradable y no un ser desalmado que se aprovecharía de él.

—¿Te hizo daño?—preguntó Andreas en voz baja.

Bill asintió al tiempo que se mordía los labios, sonrojándose sin poder evitarlo.

—¡Qué cabrón!—se le escapó a Andreas.

—No, no… se portó bien conmigo, primero me preguntó si quería que parásemos y yo no le dije que no—siguió explicando Bill—Solo me dolió un poco al principio, luego…no…

Andreas pudo respirar aliviado al escucharlo. Se había asustado cuando no le vio en la barra donde le había dejado y más cuando Paul le dijo que le había visto irse con un chico. Pero luego pensó que Bill también tenía derecho a divertirse, pero claro, se le veía tan inocente que tal vez…

—Bill… ¿era tu primera vez?—preguntó en voz baja.

Bill meditó mucho su respuesta, si le decía que no, no le iba a creer porque saltaba a la vista que nunca antes había estado con nadie. Y la verdad era que tras lo ocurrido en el río, esa si fue la primera vez que Tom y él hicieron el amor, así que no iba a ser una mentira más de las que ya le había contado.

Andreas le vio asentir con la cabeza y se mordió los labios. Su primera vez debía haber sido con alguien especial y no con el primer extraño con el que se cruzara. Como él…bueno, Tom Kaulitz no era nadie especial, solo el que estaba más a mano. Pero odiaba admitir que tenía algo…y cada vez que volvía a casa y sus miradas coincidían, aún saltaban chispas.

—Me lo debías haber dicho—siguió diciendo Andreas—Te hubiera aconsejado y…

—Surgió de repente, no fue nada planeado—le recordó Bill.

—Dime que el chico usó protección—susurró Andreas de repente, sabiendo la respuesta de antemano.

La cara de «no sé de qué me hablas» de Bill lo decía todo. Maldijo en voz baja, David le iba a matar. Le había pedido que cuidase bien de Bill y lo había hecho de maravillas. Le había enseñado a conducir, a fumar, a beber…le había dejado solo mientras él estaba con su novio y ahora tenía un problema ante sus ojos.

—Debiste pedírselo—dijo Andreas muy serio—Para empezar era un completo desconocido, saber con quién ha andado. Podía haberte pegado algo por no decir que a lo mejor estás en estos momentos embarazado.

Sentía mucho sonar así de duro pero Bill debía saber a lo que se podía enfrentar así la próxima vez andaría con más cabeza.

—No puedo culparte de nada, debí estar más atento o haber mantenido antes esta charla contigo—dijo Andreas suspirando.

—¿De verdad puedo estar embarazado?—preguntó Bill en un susurro, acariciándose el vientre sin poder evitarlo.

—No lo sé…seguro que no—contestó Andreas de nuevo suspirando—Estaré estos días más pendiente de ti, te lo prometo. Y si de verdad lo estás…seguro que a David se le ocurre algo.

Bill asintió suspirando, de repente empezó a sentir unas nauseas tremendas de solo pensar a lo que se enfrentaba. Había sido un tonto, debía tener más cuidado la próxima vez.

—Venga, no te comas más la cabeza—le trató de animar Andreas—En parte es culpa mía también, quise que probaras el alcohol para que te relajaras y divirtieras, y me ha salido el tiro por la culata.

—Me divertí—dijo Bill alzando la cara—Entre tú y Paul siempre conseguís que olvide por unos instante todo lo malo que me ha ocurrido en el pasado. De hecho, desde que David me llevó con él no han parado de sucederme cosas buenas.

—¡Y más que estarán por venir!—exclamó sonriendo Andreas—Y quien sabes, a lo mejor le vuelves a ver y repetís…

—No, no creo—mintió Bill de nuevo—El chico…no me dijo su nombre, pero no era de aquí. Estaba de paso y no creo que le vuelva a ver.

—Pues que pena—dijo Andreas suspirando—Me hubiera gustado que tú también encontraras a alguien.

—¿Y donde esta Paul?—preguntó Bill de repente, cambiando así de tema.

—En la cocina, se me antojaron unas tortitas y como su madre está muy ocupada él mismo me las está haciendo—explicó Andreas con una sonrisa—Ya le compensaré a la noche…

Bill sonrió con timidez pensando en lo bonito que era despertarse cada mañana al lado de la persona que amaba. Al menos Andreas y Paul tenían esa oportunidad los pocos días que David les daba.

Los planes de Paul para ese día incluían a Bill también, quien trató de escaparse pero no se lo permitieron. Cogieron el coche y una cesta de picnic y Paul les enseñó los alrededores. Esa mañana no hacía tanto frío y dejando que la pareja disfrutaran de unos momentos de intimidad Bill fue a dar un corto paseo tras la comida. Se alejó de la manta donde Andreas besaba con pasión a Paul y echó a andar sin rumbo fijo.

Se sentó sobre un árbol caído pensando que al día siguiente tendrían que regresar. Volvería a ver a Tom, lo estaba deseando aunque le daba miedo pensar que todo lo que habían compartido se esfumaría como si de un dulce sueño se tratara. ¿Y si Tom cambiaba de idea y no le quería volver a ver? ¿Y si había hecho todo eso para llevarle de nuevo a la cama?

“¡No!”—se riño a sí mismo—“Ha cambiado, lo hizo porque de verdad siente algo”

Y con esa idea en mente se fue ese día a la cama. Paul y Andreas querían que les acompañase al bar de nuevo, pero recordando lo de la noche anterior y sin Tom para que le salvara decidió quedarse esa vez en su habitación. Se fue pronto a la cama y cerró los ojos suspirando, pasando las manos por esas sábanas que aún conservaban el aroma de Tom…

Escritora del fandom

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