Notas del fic: Song-Fic basado en la canción «Here with me» de Dido. Dedicado a kasomicu.
(Aquí conmigo) One-Shot de Maggot
«Here with me»
—Humnhumn…—exterioricé un sonido.
No tengo más sueño.
No estoy lo suficientemente despierto como para abrir los ojos, ni lo suficientemente dormido como para mantenerlos cerrados.
Mi mano instintivamente se estira en dirección opuesta… palpo el vacío en la cama y me aovillo no dispuesto a levantar el manto de mis párpados, sería despertar, sería notar que
solo queda el recuerdo del calor de tu cuerpo allí.
No quiero ni pensar en aquello. Siempre suelo levantarme junto contigo, como si tuviésemos un reloj interno exclusivo de nosotros, que nos alertase a cada acción, a cada latido, hasta el mínimo aliento. Pero no, esta vez no te he oído al irte de aquí, no te he sentido marcharte de mi lado; esa idea me azota el cuerpo de una manera no placentera.
La presión en mis párpados es mucha.
¿Estaría mal si me muevo?
¿Estaría mal abandonar esta posición en la cual me he quedado cuando te has ido?
Temo que al moverme, el hecho de hacer nuevas actividades me hiciesen olvidar cada ínfimo momento, aunque contigo eso no sea cierto, cada detalle de lo que aquí se ha suscitado, lo que hemos compartido en estas sábanas incoloras y con tu aroma latente, aún está tu esencia junto a mí… aún puedo embriagarme con ella.
No quiero romper esto. No quiero perder tu recuerdo.
&
Me removí en mi sitio y bufé sintiéndome incómodo. Me destapé y senté en la orilla de mi colchón para pisar el suelo alfombrado. Mis huesos crujieron y sentí vértigo por el tan repentino movimiento. Mis dedos se friccionaron un rato contra la suavidad peluda que tenía bajo mis pies.
Miré a mi cama, cerré los ojos y aspiré tu olor aun intacto, todavía tuyo.
Me sonrojé absurdamente pensando en tu rostro, en la expresión que pondrías si me vieses así, una sonrisa tierna o una simple acción como sujetarme la mano, aunque la simpleza pierde su significado, algo simple es mucho, todo lo de ti, cada cosa que haces, que dices, todo contigo es especial.
Rasqué mi nuca sintiéndome pequeño en ese ambiente tan amplio. Abrí uno de mis cajones sacando una toalla, la pasé por mi hombro y en bóxer entré al cuarto de baño.
&
Ahí, en la sala, con la guitarra en mi regazo, por un instante me pareció que no pertenecía allí, como cuando ves un paisaje pintado y sabes, con la precisión del que lo creó, que ese árbol no es de ese ambiente, o que el gesto de esa persona no es de esa misma tonalidad colorida u opaca, según sea. Pasé los dedos delicadamente por sobre las cuerdas, haciendo que esta sonase sin crear ninguna armonía específica; percibí que estaba desafinada, pero en vez de corregir la imperfección, la dejé a un lado sin guardarla en su funda.
Por más que busque ser yo mismo (no es que no lo sea ya), sin ti no puedo serlo por completo. Formas parte de mí, estás filtrándote en el aire que respiro y en la sangre que fluye por mis venas, incrustándote en mi cabeza hasta cuando doy un paso, por más minúsculo que este sea.
No puedo obviar algo que está dentro de mí.
No puedo apocar algo que destelle por sí mismo con una luz cegadora.
No puedo ocultarlo. Sería negar su naturaleza. Significaría engañarme.
&
Subí presuroso por los escalones. Me detuve con la respiración acelerada frente a la puerta de nuestro cuarto. Me tembló la mano por sobre la perilla. La emoción me embargaba.
Ese era mi lugar, del cual en ningún momento me debí mover.
La giré y acorté la distancia de mi cuerpo hasta nuestro lecho. Me eché de nuevo en aquel desorden que no me incomodaba. Rememoré cada tramo de tu piel bajo mis dedos, mi memoria táctil me favorecía, la cual también me permitió evocar tus roces; bajo mis párpados refulgía tu sonrisa cansada pero siempre dispuesta a ser mostrada ante mis ojos; mis oídos aún escuchaban cuando en susurros nos dijimos al unísono un “hasta mañana”; cómo nos perdimos en nuestra noche, sujetos de la mano, con la respiración del otro siendo el adormecedor necesario para conciliar el sueño, aquél que también nos pertenecía a ambos.
No, no me pienso mover de aquí. No me dormiré. Si he de ser posible, no respiraré porque quiero compartir mi aire contigo, no haré nada hasta que regreses aquí conmigo…
&
No es como si no tuviese nada más qué hacer. No es como si fuese todo el tiempo así. Pero es que tú lo mereces. Te mereces que haga campo en mi día, así lo cubra por completo, para
extrañarte.
Cuando las luces se van y nos quedamos en el silencio, sin esos gritos que claman nuestro nombre, sin esas personas que no nos ven como realmente somos, cuando sonreímos así no exista una razón palpable, ahí, cuando el tiempo se detiene y nos perdemos entre miradas que no buscan decir nada y dicen todo a la vez. Ahí, a pesar de que el mundo nos amenace con destruirse, mientras que unos vienen y se van, siempre quedaremos nosotros, porque no queremos irnos, porque ahí, a esa pequeña burbuja pertenecemos.
Por eso ahora simplemente quiero esperarte. Quiero que estés aquí conmigo.
Nunca he sido elocuente, a diferencia tuya, que todo lo dices con los labios, a muchos sueles cansarlos, pero a mí no, y tú sabes que siempre seré tu mejor oyente, y que a nosotros las palabras nos sobran.
Anoche estábamos cansados. Todo el día metidos en el estudio de grabación y solo teniendo la noche para descansar.
No hacía falta nada más que un abrazo para poder rendirnos frente al aroma del contrario sumiéndonos en un sueño profundo. Hoy… hoy solo tú debías estar en el estudio. Yo lo sé, sé que es nuestro trabajo, pero ese pequeño deseo egoísta suplica porque te quedases aquí
conmigo paseando a los perros, viendo películas en un idioma que desconocemos, jugando play hasta hartarnos y vociferar improperios a la máquina en búsqueda de justificar nuestros errores.
O simplemente mirarnos.
No haré nada de aquello pues pierde su color en tu ausencia, las sensaciones las creas tú.
No me moveré de aquí hasta que regreses aquí conmigo.
&
—Tom…—sentí un pequeño empujón en mi hombro que me obligó a abrir los ojos, observándolo frente a mí al fin.
—Perdón —dije con la voz gangosa.
—¿De qué? ¿Mataste a alguien en mi ausencia? —chanceó con la ceja alzada.
Le sonreí evitando cerrar los ojos de nuevo.
—Por dormirme, prometí no hacerlo. —Me observó confuso y sonrió, instintivamente lo imité, su sola presencia me alegraba—. Te extrañé.
—Yo también. —Le brillaron los orbes y negué.
—Dime que me extrañaste, no me correspondas, porque no me extrañaste como yo lo hice
—enarcó una ceja de nuevo y cerré mis ojos al sentir su palma pasar lentamente por mi mejilla.
—Te extrañé a mi manera —sonreí y aspiré todo lo que pude al sentirlo moverse más para acercarse a mi rostro. El aire tenía un aroma distintivo cuando él está aquí.
Frotó su nariz contra la mía y plantó un beso corto en mis labios. Alcé mi mano para acariciarle el rostro también.
Todo era diferente ahora, porque estaba aquí, conmigo.
F I N