Kiss Me

Fic TWC/TOLL de lyra

«Kiss Me»

Nunca antes habían estado en una cena tan elegante, siempre era una fiesta en la que había más gente de su edad. Pero esa noche era muy distinta a las demás. David les había hablado de que era benéfica y no se pudieron negar.

Todos los beneficios irían a parar a una asociación de niños maltratados y ellos colaboraban con todas las que tenían que ver con niños. Todos los peluches que sus fans les regalaban, los donaban además de una compensación económica de vez en cuando.

El precio del cubierto era alto, pero nada comparado con ver una sonrisa iluminar la cara de un niño. Y eso no era todo, según les había contado David habría rifas durante la cena y el dinero también se destinaría a la misma causa.

—¿Y qué se rifará?—preguntó Georg extrañado.

—Pues lo que sea…podéis donar algo para ser rifado—les animó David.

Todos asintieron encantados y rebuscaron entre sus cosas. Gustav eligió sus mejores baquetas y las firmó para que tuvieran más valor. Georg tras mucho pensar se decidió por unas gafas de sol que se había comprado el verano pasado. Las tenía mucho cariño, pero como no veía que otra cosa donar pues se las dio a David para que él se encargara de que fueran subastadas.

—Comprendo que os pillo en mal momento—dijo David suspirando—En medio de una gira, sabiendo que tendríais algo mejor que dar allá en el apartamento…

—Yo ya lo tengo—saltó Bill sonriendo.

En sus manos llevaba uno de sus muchos colgantes. Era en forma de cruz labrada, pero no le importaba donarlo por una buena causa. Tenía cientos de ellos, cosa que le hacía sentirse mal en esos momentos….

—Bueno, pues ya lo tenemos todo—murmuró David cogiendo el colgante.

Pero faltaba una persona que no se tomó mucho tiempo en pensar. Se quitó la gorra que llevaba en esos momentos y se la ofreció a David sonriendo.

—Una gorra está bien, Tom—dijo David asintiendo—Ahora terminad de vestiros y bajemos al comedor.

La cena se hacía en el mismo hotel en el que estaban. Solo tuvieron que entrar en sus habitaciones y tras cambiarse de ropa se encontraron en los ascensores y bajaron al hall del hotel.

David les señaló el camino y los chicos se le siguieron algo nerviosos. Entraron en un gran salón en donde había una veintena de mesas redondas colocadas por toda la estancia. Sobre ellas ya estaba servida la cena y los chicos ocuparon la que un camarero les señaló. David se sentó con ellos y saludaron a sus compañeros de mesa, gente mayor en su mayoría.

Pero no eran los únicos adolescentes, dos mesas a su derecha había un grupito de emocionadas chicas que los miraban y sonreían. Les devolvieron las miradas con lástimas, si hubieran podido se hubieran sentado con ellas.

Le cena empezó y la disfrutaron como pudieron, sobre todo el cantante. A su lado había un hombre de unos 50 años y por lo visto estaba muy interesado en su trabajo. Casi gritó aliviado cuando les comunicaron que mientras se tomaban el postre se subastarían los efectos personales que habían donado algunos de los participantes.

Todos prestaron atención cuando las baquetas de Gustav fueron compradas por 300€ y el colgante de Bill por 500. Tom vio con cierta pena como su gorra no sobrepasó los 100€ y se sintió mal consigo mismo.

—No es culpa tuya—le animó Bill apretándole una mano con cariño.

—Podía hacer algo más…—murmuró Tom mirando a su alrededor.

El grupo de chicas no le quitaban los ojos de encima. Una de ellas había adquirido su gorra y otra el colgante de su hermano. Se las veía que tenían dinero, sus padres deberían ser unos peces gordos, pero aún así no habían podido dar algo más, encima siendo por una buena causa. El colgante de su hermano era algo que una de ellas luciría orgullosa en su escote, pero su gorra…iría a parar al fondo de un armario hasta que fuera olvidara.

Tenía que haber donado algo que no se olvidara fácilmente…

Desvió la mirada al escuchar un suspiro procedente de su hermano. Le miró fijamente, se estaba mordiendo el labio inferior mientras observaba al grupo de chicas que él había estado mirando minutos antes.

Una idea descabellada empezó a formarse en su cabeza y esbozando una amplia sonrisa se levantó de la mesa todo decidido.

—¿A dónde vas?—preguntó Bill al verle pasar por delante.

Pero Tom no le contestó. Había una especie de escenario montado en una esquina del salón en donde uno de los organizadores de la cena subastaba las gafas donadas por Georg. Se le acercó y cogiéndole del brazo se lo llevó aparte mientras le susurraba esa idea tan descabellada.

—¿Qué está haciendo?—preguntó David dirigiéndose al cantante.

—Ni idea—susurró arrugando la frente.

Volvió la mirada al grupo de chicas que no se habían perdido la marcha de su hermano. Cuchicheaban entre ellas y más de una suspiraba.

—Zorras—se le escapó en voz baja.

Estaba seguro de cuales eran sus pensamientos en esos momentos, desnudando a su hermano con la mirada y soñando con pasar un momento de pasión en la cama.

—Perdón por la interrupción—se disculpó el presentador—Terminaremos de subastar las gafas de sol que tan amablemente nos ha cedido Georg Listing y seguiremos con…algo que ha surgido en el último minuto.

Todas las miradas se dirigieron al guitarrista, que de pie detrás del presentador se cruzaba de brazos y mostraba una amplia sonrisa.

Al final las gafas se las quedó otra de las chicas que pagó 400€ por ellas.

—Y ahora un última sorpresa—anunció el presentador—Este joven que tengo a mi derecha se ofrece para ser subastado.

Unos gritos se escucharon procedentes de la mesa que ocupaban las chicas, además de una maldición que provino del cantante y a la que nadie hizo mucho caso.

—Haya paz—pedía el presentador riendo—Solo va a subastar un beso, pero creo que con eso se conformaría más de una…

De nuevo se escucharon unos gritos emocionados y Tom ocupó su lugar en el escenario, mirando a su hermano y guiñándole un ojo.

—Tom es idiota—murmuró Bill cruzándose de brazos.

—Pues yo creo que ha tenido una buena idea—comentó David asintiendo.

—¡Va a provocar una estampida!—saltó Bill—Mira todas las chicas, de un momento a otro se tiraran de los pelos para ser la que se lo lleve.

—Se lo llevará quien ofrezca más dinero—dijo Georg como si no fuera obvio—Y tu hermano habrá contribuido a una buena causa.

Bill se quedó pensando en esas palabras mientras que los gritos iban cesando. Una vez en silencio, el presentador dio paso a la subasta.

—Empezaremos con…. ¡50€! ¿Alguien ofrece 50€?

—¡Yo!—gritó una de las chicas.

—Yo doy 75€—añadió otra.

—Espero que ofrezcan más, Tom se quedó chafado por lo que dieron por su gorra—comentó Gustav.

—¡80€!

Los chicos miraron a la chica que acababa de pujar y resoplaron.

—A este paso, conseguirá lo mismo que por la gorra—dijo Georg en voz baja.

—¡Doy 100€!

Esa vez las miradas se dirigieron a su compañero. Bill se había levantado de su asiento y agitaba un billete de 100€ en sus dedos al tiempo que le guiñaba un ojo a su hermano.

—Bill…tu no puedes pujar—murmuró David tirando de él para que se volviera a sentar.

—No hay ninguna norma que me lo prohíba, y no pienso dejar que Tom quede en ridículo—dijo Bill con firmeza.

Antes de que alguien más pudiera replicar, una de las chicas se levantó y enseñó un fajo de billetes.

—Yo doy 125.

—150—ofreció Bill sin pensárselo dos veces.

—200€—dijo la chica con voz firme.

—Ya has conseguido que pujaran más, deja que se lo lleve—murmuró David tirando de nuevo del cantante.

—250—siseó Bill negándose a sentarse.

—¡Bill! ¿No me has oído?—preguntó David levantándose—Deja que se lleve esa chica el beso de tu hermano.

—Es por una buena causa, y está claro que le sobra el dinero—murmuró Bill mirando a su productor—Deja que se lo gaste en algo que si vale la pena.

—Pero….es mucho dinero, por un simple beso…

—No es tan simple como lo parece—murmuró Bill mirando a su hermano fijamente.

Se lo estaba pasando bomba, haciendo muecas dirigidas a la mesa de las chicas, juntando los labios y lanzando besos invisibles para animarlas a que siguieran pujando.

—300€—gritó otra de las chicas.

—325—saltó otra fulminando con la mirada a su amiga.

—Hala, ya has conseguido que se peleen entre ellas—comentó Georg con una sonrisa.

—Si, déjalas que se lo disputen entre ellas—dijo Gustav asintiendo—Ya has hecho tu trabajo.

Pero Bill no los estaba escuchando, en su mente solo flotaba un pensamiento: ser él quien recibiera ese beso…

—400€—dijo con voz firme.

—Joder, las cosas se están saliendo de quicio—comentó David sentándose.

Dio por perdida la causa, dijera lo que dijera, el cantante no dejaría de pujar por su hermano. Estaba claro que todo había sido idea de ellos, una pequeña broma para poder conseguir más dinero. Les dejaría llevarla hasta el final, todo era por una buena causa y ellos querían participar.

—450—pujó una chica.

—500€—saltó otra.

—Creo que ya tenemos ganadora—susurró Georg dándole un codazo a Gustav.

Pero…había hablado demasiado pronto….

—Ofrezco 1.000€—dijo Bill sin cortarse un pelo.

Un incómodo silencio recorrió el salón. Todas las miradas se dirigieron al joven muchacho que de pies en medio de la estancia miraba a su hermano cruzado de brazos. No había posibilidad de que pujara más una de las chicas, 1.000€ era una cifra difícil de superar.

—¿Qué hago?—susurró el presentador mirando al otro hermano.

Tom le miró y se encogió de hombros. La puja había terminado, solo quedaba decir quien había ganado.

—¿Nadie ofrece más?—preguntó el presentador en vano.

Las chicas se miraban entre ellas, ni juntando el dinero de todas superaban esa oferta.

—1.000€ a la una…..a las dos….y adjudicado al…al joven—dijo con torpeza el presentador.

Bill sonrió ampliamente y echándose mano a la cartera se paseó por el salón. Llegó al improvisado escenario y subió de un salto. Sacó unos cuantos billetes y se los dio al presentador.

—No te podías reprimir, ¿verdad?—preguntó Tom en voz baja.

Bill negó con la cabeza y sonrió.

—No me lo des con lengua—pidió bromeando.

Tom le miró extrañado, viendo como daba un paso en su dirección. Alzó la mirada, todos los ojos estaba fijos en los dos hermanos. ¿De verdad se iban a besar delante de todos….y en los labios?

Negó con la cabeza, pero aún así se inclinó sobre su hermano ante las atentas miradas de todos los presentes. Puso una mano sobre su hombro y le atrajo hacia él, acercando la cara a la suya, rozándole con su aliento peligrosamente los labios…pero se desvió en el último momento y fue la mejilla de su hermano la que recibió un breve beso.

Un suspiro general recorrió el salón seguido de unos silbidos y cuchicheos por parte de sus compañeros. Tom soltó a su hermano y los fulminó con la mirada. Pasó por su lado y se bajó del escenario sin ver si le seguía o estaba quieto recuperando el aliento.

Pasó por la mesa de las chicas y les dirigió una tímida sonrisa. Todas le miraban sin articular palabra, asombradas por la…»desfachatez» de su hermano. Si no hubiera sido por él, una de ellas se había llevado un beso del guitarrista en los labios. Pero la puja empezó a subir peligrosamente y ninguna de ellas tenía el dinero suficiente para ganar ese beso.

Tom ocupó su asiento y pasados unos minutos se reunió su hermano, sentándose en silencio a su lado. Se le quedó mirando, estaba como enfadado…pero sin el como. Ahí, cruzado de brazos y de morros…

.

Esperaron a que finalizara el sorteo y luego regresaron a sus habitaciones. Al día siguiente regresaban a Alemania y se tenían que levantar muy pronto. David les acompañó hasta el ascensor y se despidieron de él al llegar a su planta. Georg y Gustav se miraron sin decir nada, les hubiera gustado bromear con los hermanos por ese beso que uno de ellos había dado al otro, pero estaba claro que no estaba el horno para bollos.

Se despidieron de ellos y entró cada uno en su habitación. Tom siguió a su hermano pasillo abajo, las suyas estaban juntas pero algo alejadas de las de sus compañeros. Llegaron a la puerta de la suya y vio como su hermano pasaba de largo sin decir nada.

—Bill—le llamó resoplando.

—Nos vemos mañana—contestó Bill sin volverse.

Pero Tom no podía esperar tanto. Echó a correr tras él y le pilló abriendo la puerta de su habitación. Le cogió del brazo y le hizo entrar cerrando tras él.

—¿Qué mosca te ha picado?—gruñó Bill visiblemente enojado.

—¿A mí? ¿Qué mosca te ha picado a ti?—repitió Tom.

Bill le miró sin saber que decir. No lo entendía, pero cuando le dio ese beso en la mejilla, sintió algo parecido a celos…

—¿Ha sido por el beso?—preguntó Tom, como si le hubiera leído el pensamiento.

—¿Qué? ¡Claro que no!—contestó Bill con demasiada rapidez.

Tom le miró alzando una ceja. Había dado en el clavo, era eso lo que había hecho enojar a su hermano. Un simple beso…o quizás no tan simple….

—¿Y qué esperabas? ¿Qué te plantara un beso en los labios con toda al gente mirando?—estalló Tom sin poder evitarlo.

—Claro que…que no…—repitió Bill en un susurro.

—¿No?—siseó Tom alzando una ceja.

Bill no le podía contestar. No sabía como lo había hecho su hermano, pero había empezado a andar en su dirección acorralándole, y es esos momentos su espalda estaba contra la pared y tenía escapatoria.

—Dímelo Bill, que no era eso lo que querías—insistió Tom dando un último paso en su dirección.

—¿Por qué…por qué iba a querer que me besaras?—preguntó Bill con un hilo de voz.

—Porque…al igual que yo…—susurró Tom aferrando con ambas manos la cadera de su hermano—En el fondo lo deseas con toda tu alma…

No le dio tiempo a replicar, se apoderó de sus labios y empezó a besarlo suavemente, no quería ir deprisa y asustarlo…aunque el susto se lo llevó él cuando sintió que se aferraban a su cuello con fuerza y separaban los labios dejándole paso.

No se lo pensó dos veces y entró en la boca de su hermano con los ojos cerrados, se sumergió en las sensaciones que estaba sintiendo cuando al fin pudo rozar ese piercing con el que soñaba todas las noches, sintiendo como su hermano se estremecía y dejaba escapar un suspiro prolongado.

Siguieron besándose hasta que los dos sintieron que les faltaba el aire y se separaron despacio para recuperar el aliento. Se quedaron mirando, pensando en que era lo que habían hecho.

—Vaya…—murmuró Tom dando un paso atrás—Lo siento, me dejé llevar.

Bill solo pudo asentir mientras se llevaba las manos a la cara. Sentía un calor apoderarse de su cuerpo, y fijo que tenía las mejillas tan sonrosadas como las estaba sintiendo.

—Te dejo que te vayas a la cama, mañana…lo hablamos con más calma—dijo Tom caminando hacia atrás hacia la puerta.

Dejó escapar una maldición cuando su espalda chocó con ella y se apresuró a abrirla. Iba a salir cuando un suspiro de su hermano le llamó la atención. Se dio media vuelta y se le quedó mirando esperando a que le dijera algo.

—Al final…fue con lengua—rió Bill por lo bajo.

Tom soltó una pequeña carcajada y tras guiñarle un ojo a su hermano, cerró la puerta y se dirigió a su habitación. Se desnudó y metió en la cama, pensando si su hermano estaba como él en esos momentos. Desvelado, pensando en lo magnífico que había sido ese beso…pensando si le seguirían más o quien sabe, si estaba a punto de empezar algo que no pudieran controlar y que en el fondo los dos lo deseaban con toda su alma…

Cerró los ojos, y como ya hiciera su hermano, separó los labios y dejó escapar un suspiro prolongado. Pasara lo que pasara, jamás olvidarían ese beso que se habían dado, aunque hubieran tenido que pagar para que sucediera.

En el futuro se darían más sin esperar nada a cambio, cada vez que se miraran se estarían ya deseando, y correrían a buscar un rincón solitario en donde dar rienda suelta a esa pasión que sentían ahogarles cada vez que no estaban cerca…

F I N

Esta idea salió de una noticia que leí hace tiempo, en la que la actriz Charlize Theron subastaba un beso y se lo llevo una mujer. En su caso fueron 93.000€…

Escritora del fandom

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