“Just Married”
El cálido atardecer estaba dando paso a una noche fresca y con brisa para cuando comenzó a dar lugar el baile y la diversión en el patio de la gran mansión.
Mientras que Georg compartía unos ridículos chistes sobre perros a la familia de Gustav, el novio y la novia bailaban suavemente en la pista iluminada a media luz.
Las parejas comenzaban a levantarse y a bailar a la par de los recién casados, comenzando así, la larga noche de fiesta por el reciente y muy feliz matrimonio Schäfer.
Todo eso mientras que los gemelos Kaulitz, enfundados en unos elegantes trajes negros idénticos con la única diferencia en el color de la corbata, azul para el menor de los gemelos y roja para el mayor, caminaban dando tumbos, adentrándose a la mansión en donde se había efectuado la celebración.
Habían estado toda la tarde esperando por el banquete, no habían desayunado absolutamente nada y de almuerzo solo tomaron dos emparedados y una mísera taza de café para no tener el estómago vacío. Por lo que los gemelos consiguieron estar ebrios antes del gran festín.
Como fuera el caso, ya estaban bastante cansados, y para su suerte, todo estaba despejado dentro de la lujosa mansión. Y resultaba hasta cómico porque no podían dar dos pasos sin chocar con algún mueble o alguna pared.
La música que se colaba por la puerta trasera, hacía retumbar las enormes ventanas, aunque esta se veía opacada por las grandes carcajadas que los gemelos soltaban al tropezarse con cualquier cosa.
A trompicones y consecuentes pies enredados, los gemelos llegaron al segundo piso, en donde se dejó ver un largo pasillo alfombrado con un sinfín de puertas blancas de madera.
Los Kaulitz se quedaron atónitos por casi medio minuto, acostumbrándose a la vista, recordado que aquel pasillo solía verse casi tan siniestro como en la película the shining. Saliendo de su estupefacción por un fuerte chirrido en las bocinas de la música que hicieron retumbar la casa, comenzaron a caminar hacia la única puerta entre abierta al final del pasillo, considerando que era la única que estaba disponible.
Una vez que la puerta estuvo cerrada en su totalidad, con el seguro puesto y, por si las dudas, con una corbata colgando del picaporte por la parte de afuera, los gemelos comenzaron a besarse con rudeza contra ella.
El fornido cuerpo de Tom aprisionó rudamente el cuerpo de su gemelo, provocando que la puerta de madera sonara al verse impactada por el peso de ambos cuerpos.
Bill enganchó sus piernas alrededor de la cadera de Tom y lo apretó hacia sí, haciendo que el falo cubierto de Tom golpeara sobre sus testículos y logrando que su cuerpo temblara de éxtasis. El mayor de los gemelos tomó las manos de Bill y las golpeó sobre la madera, cada una al lado de la cabeza del menor, comenzando a besar su cuello, dejando así ligeras marcas de succión a lo largo de éste, siendo lo más sutil posible sabiendo que Bill odiaba lo espantosas que podrían llegar a verse si se hacían con fuerza.
El menor gimió fuertemente mientras Tom impulsaba sus caderas en un ritmo constante, sin embargo, afuera, el DJ’ de la fiesta había decidido que poner música del 2000’ sería una perfecta idea, así que Britney Spears comenzó a sonar, haciendo retumbar la cabeza de los gemelos.
Por supuesto, fue cosa de segundos para que Bill soltara un gritito de placer, en parte por la juguetona lengua de su hermano en su cuello y por otro lado, por la música que se colaba en la habitación.
—Tomi, Tomi —murmuró Bill con la voz entrecortada, soltando sus manos del fiero agarre y empujando débilmente los hombros de su gemelo —. Espera, tengo una idea.
Tom gruñó como respuesta, pero inmediatamente dejó ir a Bill luego de trazar un camino de besos por su clavícula y terminar en un muy adorable beso en la mejilla.
—¿Qué? —Fue la escueta respuesta.
—Ve a la cama, acomódate —susurró Bill mientras él se colocaba frente a ella.
Por primera vez ambos notaron el aura romántica que se podía respirar en la habitación. Las luces bajas, suaves y la agradable compañía de unas aromáticas velas dulzonas. Tom observó un pequeño ramo de rosas en la cama con varios pétalos esparcidos sobre la misma.
El mayor lo tomó y lo aventó al otro lado de la habitación y se acomodó al centro del enorme colchón, sacándose los zapatos con los mismos pies y lanzándolos a un lado. Bill por su parte, pateó unos cuantos pétalos de rosa en el piso, con miedo a resbalarse con ellos y de igual forma zafó sus zapatos negros.
—¿Vas a atacarme, Billy? —Preguntó Tom, acomodándose mejor encima de la cama, ignorando el montón de pétalos sobre ella y el aroma dulzón manzana-canela en el aire.
—Algo mucho mejor. —Gruñó Bill y comenzó a bailar.
Claro que no era un experto en eso del estriptis, pero una mala combinación del alcohol más la música de Britney Spears, de quien Bill se consideraba fan número uno, le hacía sentir muy sexy. Y por supuesto, tan expresivo como era el menor de los gemelos, no dudó ni un segundo en intentarlo.
Gimme more era lo que Bill estaba bailando. Tom se re acomodó sobre la cama, colocando un par de almohadas sobre su espalda para tener una mejor posición y se puso a sus anchas, abriendo las piernas y masajeándose la entrepierna sin descaro alguno.
Bill, en cambio, se quitó el saco, dejando a la vista su corbata azul perfectamente anudada y su camisa con solo dos botones desabrochados en la parte superior. Lentamente colocó el dedo debajo del nudo de la correa y tiró de ella, comenzando a aflojarla. Tom sonrió.
El menor de los gemelos casi se había afeitado por completo esa mañana, por lo que tenía un aspecto inocentón pero masculino, que le ponía demasiado al mayor de los gemelos.
Tom se acomodó el pantalón, que a pesar de ser ligero, comenzaba a incomodarle. El rubio había comenzado un meneo seductor de cadera y emprendió a desabotonarse la camisa, iniciando debidamente por las mangas. Posteriormente, deslizó fuera la corbata y enseguida quitó la camisa de sus hombros y la aventó a una mesa que estaba cerca de ahí, donde reposaba una hielera coqueta, rebosante de hielos junto a un vino tinto de fina etiqueta.
Los ojos de Bill destellaron al notarlo, sin embargo, continuó con su espectáculo. La canción no sonaba tan sensual como él la recordaba, aunque poco importó cuando el cinturón dejó sus pantalones y estos cayeron rápidamente al suelo.
La risa que retumbó en la habitación indignó a Bill momentáneamente, luego se giró, dándole la espalda a Tom. El mayor de los gemelos se mordió los labios al ver los hoyuelos de venus en la espalda de su hermano y se imaginó a él mismo colocando sus pulgares en ellos a la vez que se adentraba en su cuerpo muy profundamente.
El gemido que salió de sus labios advirtió a Bill e hizo amago de bajarse el pequeñísimo bóxer color negro ceñido a su cuerpo, no obstante, la sobrexcitada voz del mayor, lo detuvo.
—Bill, mierda, ven acá, ahora. —Gruñó.
Bill miró a Tom sobre su hombro y negó con su dedo índice a la vez que daba un par de meneítos de izquierda a derecha con la cadera. Pronto, se dirigió a la mesa donde había lanzado previamente su vestimenta y sacó de la hielera la botella de vino.
Rio mientras la olfateaba y caminó zigzagueando, logrando llegar a la cama antes de perder el equilibrio.
—Oh Toooomm, todo da vueltas —musitó y, deteniéndose solo un par de segundos, subió a la cama, acomodándose a horcajadas sobre la entrepierna de su gemelo sin soltar la botella.
—Hey, cuidado con eso. —Murmuró Tom al darse cuenta que el vino estaba abierto.
Bill rio un poco más alucinado, y se empinó la botella, dándole un gran trago que dejó perplejo a Tom. Y así como lo bebió, alejó la botella y limpió los restos del vino que se escurrían por la comisura de sus labios con el dorso de su mano.
Tom le quitó la botella y bebió de igual manera, dándole un gran sorbo. A su parecer era el mejor vino que había probado en toda su vida, incluso, sabía a vino caro. Cerró los ojos y disfrutó el sabor dulzón en su paladar.
Para cuando abrió los ojos, Bill estaba lamiendo dos de sus dedos, el índice y el medio como si fuese un dulce con sabor interesante, tragándolos hasta los nudillos y lamiendo suavemente hasta la punta de ellos. La botella resbaló de sus manos cayendo en el suelo y derramando su contenido, pero poco le importó y tomó a Bill de la cintura, para posicionarlo debajo de su cuerpo.
—Eres la persona más erótica que he visto en toda mi vida —murmulló Tom al mismo tiempo que juntaba su miembro cubierto con el de Bill de igual forma, y los frotaba suavemente —. Dios, eres perfecto.
Bill sonrió de gusto y dejó su cuello expuesto a los besos de Tom. Con sus manos quitó la corbata roja de Tom y comenzó a desabotonar los cuantos botones de su camisa, tirando con desesperación de ella para despojarlo y poder tocar su ardiente piel.
La lengua de Tom jugueteó todo lo largo del cuello de su gemelo y bajó hasta posicionarse sobre una de las tetillas del rubio. Bill arqueó la espalda y cerró los ojos, entregándose completamente a los labios de Tom, tomando entre sus manos la cabeza del mayor, desordenando así, la pequeña cebolla que se había hecho para mantenerse elegante durante la ceremonia.
Tom mordió suavemente el pezón perforado y tiró de él, consiguiendo que Bill gimiera sonoramente y soltara su cabello. El menor subió ambas manos por arriba de su cabeza y tomó una almohada a su alcance, enterrando sus dedos cubiertos de anillos en ella.
Bill comenzó a gemir ruidosamente, seguido de un ligero canto. Tom, quien se había mantenido ajeno al palabrerío de Bill, más que nada concentrado al asunto entre sus manos, sonrió cuando se dio cuenta que su hermano estaba literalmente, cantando gimme more.
Casi con desesperación, Tom desabrochó sus pantalones y los bajó ligeramente con una sola mano, mientras que con la otra tiraba del bóxer de Bill.
La prenda salió volando por los aires y las piernas de Bill fueron, cada una, a un lado de la cabeza de su gemelo, siendo que éste se hundía entre ellas y besaba con suavidad el perineo. Succionando el saco de los testículos, Tom acarició lentamente con uno de sus dedos la suave entrada de Bill.
Abriéndose paso lentamente con su dedo, bajó su atención y con su lengua acarició un poco el interior de aquella abertura que le volvía loco. Bill contrajo su esfínter, atrapando la lengua de Tom dentro de su cuerpo y gimió más fuerte de lo esperado. Se semi incorporó y miró la cabeza de Tom entre sus piernas.
El morbo que le daba era alucinante, podía sentir la barba de su gemelo rozar contra sus muslos, los cuales temblaban involuntariamente, queriendo cerrarse al no soportar el placer que recorría todo el cuerpo.
Apenas y fue consciente de que la canción había acabado, aún así Britney Spears seguía sonando en los parlantes con distintas canciones que si bien, encajaban perfectamente con el acto sexual que estaba teniendo lugar en una de las lujosas habitaciones.
Tom empujó hacia arriba las rodillas de Bill con ambas manos al sentir que éste comenzaba a agitarse de más, aunque solo logró que su lengua lograra entrar más profundo dentro su cuerpo y este comenzara a revolverse ansioso sobre la cama. El menor de los gemelos, en un desesperado acto de excitación, colocó sus manos por sobre las de su gemelo debajo de sus piernas y las apretó fuertemente, no teniendo más control sobre sí.
Dando una última lamida a la ya húmeda entrada de Bill, Tom se incorporó, soltando las piernas de su hermano, haciendo que cayeran laxas cada una respectivamente a un lado de su cuerpo.
Bill era un manojo de nervios, jadeaba suavemente y mantenía los ojos entrecerrados. Había estado a punto de correrse, sin embargo, Tom como el buen amante que era, se había detenido justo antes de que eso sucediera.
Tom se sacó lo que le quedaba de ropa, tirándola al pie de la cama. Bill abrió incluso más las piernas, pasándole luego un pequeño tubito de lubricante.
El mayor de los gemelos sabía que Bill siempre llevaba lubricante a todos lados, o en su defecto un par de condones, lo que no sabía era en dónde los guardaba, ya que parecía que con solo un chasquido de dedos, estos aparecían en sus manos.
Ignorando aquella pequeña situación que lo distrajo un par de segundos, tomó aquel tubito y vació su contenido sobre su falo endurecido, el cual palpitaba dolorosamente. Tom había pasado de darle atención, puesto que lo que más le interesaba era escuchar a su gemelo gemir.
Bill llevó una mano a sus labios y mordió uno de sus dedos mientras que su otra mano apretaba las sabanas bajo su cuerpo, atrapando un par de pétalos rojos entre sus dedos.
Tom comenzó a empujar su pene dentro de la apenas atendida entrada de Bill y presionó con un poco de rudeza hasta que pasó el primer anillo de músculos. Bill se removió en la cama, moviendo los brazos incontrolablemente, esparciendo aún más aquellos puntos rojos aromatizados, tirándolos al suelo e incluso logrando que algunos cayeran sobre su cuerpo agitado.
Tom besó con suavidad los labios de su gemelo, oprimiendo más profundo hasta llegar a una suave pared que crispó los nervios de Bill.
Había tocado su próstata.
Con suavidad se retiró y volvió a empujar muy dentro del cuerpo de Bill, haciendo que éste gimiera ruidosamente, mordiéndose los labios y tirando de su cabello desesperadamente. Tom sonrió, contemplando cómo Bill perdía la cordura. Tomó sus piernas y las colocó, cada una sobre sus hombros, a la vez que se inclinaba sobre él sin dejar de embestir con fuerza.
Recordaba bien el tiempo que les tomó lograr que Bill tuviera la flexibilidad de doblarse por la mitad, aunque bien, había dolido las primeras veces y Bill insistía en patearlo, ahora se concentraba más en tocar aquel punto mágico, puesto que solo así, el menor de los gemelos se concentraba en el placer y lo dejaba pasar.
Bill estiró los brazos, envolviendo el cuello de su gemelo con ellos y lo atrajo más cerca de él, besando sus labios con parsimonia y tersura, gruñendo y murmurando incoherencias, al sentir cómo Tom llegaba más profundo en él.
Tom estaba literalmente, clavando a Bill en la cama y de no ser porque la música de la fiesta opacaba cualquier sonido, todos hubiesen escuchado los gemidos pornográficos que soltaba, a la par del azote continuo de la cabecera de la cama.
Bill no estaba limitándose en hacer notar cuanto le excitaba la situación. Estaban expuestos a que la familia de su querido amigo Gustav entrara por la puerta con algún poder extraño, ya que tenía el seguro puesto, y descubriera que lo que menos habían hecho era descansar y por supuesto, estaban cometiendo un acto ilegal.
En la habitación podía olerse el olor a sexo, mezclado con el de las velas aromáticas que se encontraban regadas en la habitación en conjunto con los pétalos de rosa.
Las sábanas de seda comenzaban a hacerle cosquillas en la espalda baja, ayudándole incluso mucho más a que se concentrara por un par de segundos en la sensación del falo de Tom, la carne tibia y tumefacta que entraba y salía de su interior a una velocidad que iba subiendo su nivel.
Una corriente eléctrica azotó su cuerpo violentamente, supo entonces, por la sensación ardiente de su vientre, el rápido mareo y convulsión de su pelvis, que estaba a punto de correrse.
Tom, al anticipar lo que venía, se detuvo momentáneamente y salió de su interior. Bill, como era de costumbre, se levantó con lentitud, siendo ayudado cuidadosamente por Tom y con suavidad se colocó sobre sus rodillas, poniéndose de espaldas a su gemelo, para luego inclinarse y dar una de las mejores vistas a Tom.
Como se había imaginado más temprano, Tom colocó sus pulgares sobre los hoyuelos de Bill, acariciando de forma circundante esa zona, apreciando la lívida piel mientras volvía a adentrarse al cálido cuerpo de su gemelo.
Bill dejó cae su cuerpo sobre el colchón con el trasero al aire y casi con dificultad se impulsó solo un poco hacia atrás, encontrando así las embestidas. Gimió ruidosamente, extasiado, apenas la punta del pene de Tom tocó su próstata fuertemente, y apretó la sabana bajo sus manos, deshaciéndose en suspiros entrecortados.
Tom, por su parte, sosteniendo firmemente las caderas de Bill, difícilmente conservaba un ritmo constante. La música de la fiesta estaba poniéndose electrónica y por alguna extraña razón, Tom a veces mantenía el ritmo de estas, causando que en más de una ocasión, Bill lanzara un manotazo en su dirección.
Tomó con fuerza el cuerpo de Bill, aun sosteniéndolo de la cadera y lo pegó a su cuerpo, por lo que Bill soltó un alarido al sentirlo muy profundo dentro de su cuerpo. Tom se levantó del colchón, todavía sosteniendo el cuerpo de Bill, y lo obligó a bajar las piernas al pie de la cama.
Bill sintió un revoltijo en su interior al intentar moverse como Tom le obligaba. La sensación del falo dentro de su cuerpo era deliciosa y estaba a punto de correrse, pero el mayor de los gemelos siempre se detenía en el mejor de los momentos, al grado de parecer una tortura.
Con ambos pies bien puestos en el suelo, Tom empujó el torso de Bill para que siguiera reposado en la cama. De esa forma sentía que tenía más impulso dentro del cuerpo de Bill. Fueron únicamente algunos segundos los que tuvieron que cursar para que Bill soltara un gimoteo que fácilmente podía confundirse entre desespero y excitación, para luego eyacular su semen en las sábanas rojas. Tom por su parte, lo hizo dentro del cuerpo de Bill, aliviándose por fin.
Bill se levantó con pereza y se giró, instando a Tom salir de su cuerpo, y besó con dulzura los labios de su gemelo, quien sostuvo su cintura y lo hizo caer sobre la cama nuevamente.
Ambos desnudos, comenzaron a besarse con dedicación, compartiendo sonrisitas tontas y algunos te amo con las voces rasposas y ebrias.
El menor de los gemelos rio en cuanto Tom acarició su muslo sensible, y se levantó, dejando con una interrogante al otro. Estiró los brazos por arriba de su cabeza y rascó su desordenada cabellera. Le guiñó un ojo y a paso suave, se dirigió al baño que estaba a un lado de la puerta por la que entraron.
Tom se estiró en la cama y tomó uno de los pétalos sobre ella, lo miró con detenimiento y estaba a punto de preguntarle a Bill sobre por qué había arreglado su habitación de manera meticulosa y romántica, cuando sintió unos cálidos labios besar su abdomen con suavidad, subiendo con lentitud por su pecho y culminando en un prolongado beso en los labios.
Bill rio en cuanto sintió la mano del mayor sobre una de sus nalgas y se abrazó a su cuerpo, acomodándose para dormir. Tom tiró de las sábanas que estaban hechas un nudo a los lados de la cama y los cubrió a ambos. Besó la frente de su gemelo, enterró la nariz en la mata dorada de Bill y cerró los ojos.
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El peso en sus brazos estaba cansándolo en demasía, el estorboso vestido era más pesado que su esposa y Gustav estaba pensando que ni siquiera podría llegar a su habitación.
Su hermana menor le había guiñado un ojo al entregarle una llave con un moño y él entendió a qué se refería al instante.
Al llegar al segundo piso divisó la última puerta señalada con una corbata afuera y pensando en lo descarado de la invitación, se dirigió hacia ella con lentitud, sintiéndose desfallecer por el insoportable peso en sus brazos.
Su esposa se sostuvo de su cuello, rio al notar el detalle de la corbata y besó su mejilla con dulzura y un tanto avergonzada por la situación.
Al llegar, Gustav, con un poco de dificultad, insertó la llave y giró, encontrando el seguro de la puerta puesto. Se sorprendió en un inicio por la doble seguridad, sin embargo con otro giro más de la llave, el seguro fue expulsado en un ligero click.
La puerta se abrió solo un poco y Gustav usó su pie enfundado en un caro zapato negro brillante. Ambos se sonrieron con picardía y se giraron hacia la cama a punto de aventarse en ella. Apenas Gustav pudo detenerse en seco, antes de caer sobre los cuerpos enrollados en las mantas.
Ambos se miraron con extrañeza, viendo el desastre que era la habitación, la botella de vino cara que Gustav había comprado con antelación totalmente vacía en el suelo y los pétalos de rosa machacados sobre las sabanas.
Una rubia cabeza se alzó por sobre las mantas y con una voz adormilada, sonriendo tenuemente al mirarlos, dijo:
—Hey, ¿Qué tal?
FIN
Chapter End Notes:
Gracias por leer <3
