Notas de la administración: Cuando fue publicado originalmente, estaba dividido en 2 partes, pero lo hemos publicado de una sola vez, así que no se preocupen, está completo 😉 Disfruten la lectura.
Fic original de SolSwag (ParkJaesus6)
«War of hormones»
Si bien la pubertad es una etapa muy bonita en el que se experimentan nuevas sensaciones, para un lobo no es tan bonita ni fácil por el hecho de que empiezan a alborotarse las hormonas.
Bill y Tom eran muy unidos, no solo por el hecho de ser hermanos gemelos, mas bien por la sensación de sobre protección que Tom tenia hacia Bill, y Bill solo se sentía seguro y confiado con Tom.
Tuvieron una infancia muy normal, les iba bien en la escuela, y todas las tardes jugaban bajo su árbol favorito.
Pero la actividad que mas les gustaba era ir cada fin de semana al lago que quedaba a poco de su hogar. Su padre siempre los llevaba con el fin de que ellos nadaran mientras el intentaba pescar algo, aunque siempre fracasaba, puesto que los hermanos ahuyentaban a cualquier criatura que estuviera cerca. Les encantaba darse ese chapuzón en aquel lago.
Pero como dicen que todo lo bueno acaba pronto, a la corta edad de doce años tuvieron que afrontar un divorcio entre sus padres, acarreando consigo problemas afectivos, gemelos mas unidos, y el fin a las salidas al lago los fines de semana.
Tras ya no haber un hombre de la casa, Tom decidió tomar ese papel, y aunque suene patético puesto que apenas era un pre adolescente de doce, se convirtió en un gran apoyo emocional para su madre y aún mas para su hermanito.
Al cumplir los quince, los gemelos tuvieron que someterse a la conocida «charla» con mamá, donde se enteraron sobre que tipo de lobos eran, una charla algo inusual.
La mayor sorpresa se la llevó Bill, tras enterarse de que era un omega entró en pánico ya que no se imaginaba una vida siendo sumiso de algún macho alfa posesivo y maloliente, como le dijo a su hermano.
A Tom tampoco le agradó mucho la idea de que alguien mas tocara a su pequeño niño inocente, no podría soportar aquel día del conocido encuentro.
Tal vez por eso se volvió mas posesivo y sobre protector con Bill, gruñendo a todo aquel que transpirase testosterona.
Pero su comportamiento con el menor dio un giro de 360 grados al cabo de un año. Fue quizás el momento más vergonzoso de su vida, mas vergonzoso que aquel día en que dio su primer beso a los catorce y la niña a quien besó le dijo que tenia aliento de perro.
Sí, fue aún mas vergonzoso que eso.
Ocurrió una noche de sábado lluvioso, o mas bien tormentoso, cuando su hermano se acercó a su cama pidiéndole permiso para dormir con él porque le daban miedo los truenos.
Acostumbrado a esa acción común de su hermano accedió sin protesta y lo acuno entre sus brazos para tranquilizarlo.
Luego todo ocurrió tan rápido, el olor hipnotizante del perfume de su gemelo, sus suaves cabellos, el jadeo incesante de su parte, y la erección entre sus piernas. Sabía lo que ocurría, mamá le habló sobre eso, de las reacciones sexuales que tienen los alfas cuando huelen a su pareja destinada, y eso lo perturbó.
En parte estaba feliz por el hecho de que nadie mas lo tocaría en el encuentro, pero por otro lado se encontraba jodido porque era un gran pecado que el fuera la pareja de su hermano, su pequeño hermano inocente!.
Si no podía cargar con la idea de que alguien ajeno iba a «pervertir a su hermanito y robarse su inocencia» , peor fue cargar con la culpa de que tendría que ser él el que lo hiciera.
Fue realmente perturbador el saber aquello, y muy vergonzoso el tener que poner una almohada en medio de ambos para que Bill no sintiera su pene erecto y lo viera como un pervertido.
Desde aquel momento tuvo que alejarse de su pequeño niño, no soportando la idea de tener que hacerle daño dentro de dos años y el no poder controlar sus estúpidas ganas de estrecharlo entre sus brazos e inhalar su aroma hasta morir de una sobredosis.
Fue un estúpido y lo sabía, sabía que lo estaba siendo al tratar de saciar su sed de hacerlo suyo con otras personas, intentando controlar a sus alborotadas hormonas con cualquier mujer fácil que cayera rendida ante una cara bonita. Era estúpido porque de todas maneras no lograba superar aquella atracción hacia su hermano, y por sobre todo, dañaba a Bill muy cruelmente, como lo hacia en ese momento.
—¿Acaso tus putas son mas importantes que yo?, solo te estoy pidiendo una hora de tu tiempo, solo eso.— gritó Bill con lagrimas en su rostro. — No te estoy reclamando que te quedes conmigo todo el día, o que vuelvas a ser el Tom que nunca se despegaba de mí, solo quiero que me acompañes al lago, pero veo que no te importo, y que prefieres pasar nuestro cumpleaños en la cama de alguien quien ni siquiera conoces.
Tras eso Bill se marchó de su habitación, azotando la puerta notablemente enojado, lo sabía, y moría de ganas por ir tras el, pedirle perdón, estrecharlo entre sus brazos y decirle que nadie en el mundo le importaba mas que él. Pero no podía, era un cobarde por no decirle lo que pasaba con él, explicarle el porqué se alejó todo ese tiempo tratando de no hacerle daño y contenerse.
Por eso se negó de ir con el a celebrar su cumpleaños número diecisiete al lago donde iban con su padre antes del divorcio, no podía arriesgarse a mandar todo un año de autocontrol a la mierda por tener tan expuesto a su hermano, tan apetecible y tan cerca.
Era consciente de que no podría aguantar a tal tentación, por eso inventó aquello de que ya tenia planes de salir con una chica, y soltarle tal crueldad de que con ella lo pasaría mejor que con él en un estúpido y aburrido lago.
Rompió el corazón de su hermano, y él con aquellas lágrimas en el rostro y la mirada de extrema decepción, acabaron con el suyo. Pero hasta el momento era la única opción que le quedaba.
Tendría que seguir así, en abstinencia por un año más, solo tendría que esperar un año más, y ya cuando cumplan los dieciocho se lo dirá, tendría que hacerlo, no podría escapar del encuentro en donde se reunían alfas y omegas de la misma edad en un bosque en busca de sus correspondientes parejas. Cuando ese día llegue podría librarse de todo, mandar a la mierda a su autocontrol y al fin hacer realidad sus incontables deseos prohibidos, se llevaría a Bill lejos de allí, huirían y sería solo suyo, aunque suene egoísta, lo haría.
Por su parte Bill seguía sin comprender la actitud tan fría de su hermano, aún no sabía que estaba mal en el o que hizo mal para que su hermano se haya alejado tan abruptamente de él desde aquella vez.
Lo recordaba muy bien, fue en aquella noche de tormenta la última vez que su hermano se porto como tal, pero al día siguiente parecía tan frío que le helaba el corazón y le erizaba la piel de una manera escalofriante, no como antes cuando con su toque tan delicado lo estremecía dulcemente.
Su lindo Tom había cambiado, y no para bien. A los primeros días pensó que se comportaba así porque estaba enojado y celoso por el tipo de lobo que era. Supuso que no soportaría que alguien mas lo tocara. Pero descarto esa posibilidad al instante puesto que de eso se había enterado ya hace un año.
Luego estaba lo otro, ese sentimiento que no desaparecía y no le gustaba para nada. Ese sentimiento de inquietud y celos lo atormentaba desde que descubrió las hazañas de Tom, y aquella noche en que lo vio despedirse de aquella chica en el portón de su casa con un beso mas que sucio y un apretón de nalgas se derrumbo por completo, lloro cono nunca antes creyó que podría hacerlo, hasta se le cruzó la idea de que se le secarían los lagrimales.
Odió a su hermano en ese momento, odió el hecho de que lo cambiara por un trozo de carne fácil, odió que su hermano fuera tan frío y desconsiderado, pero sobre todo, odiaba amarlo tanto.
Amaba demasiado a Tom como para odiarlo, lo amaba de una manera en que no debería, maldición, eran hermanos y no debía desear que el que lo marcara como suyo fuera el, que su alma gemela fuera su hermano, su Tom.
Y no, no quería que el día en que fuera destinado con otro llegara, porque sabia que no iba a ser Tom, no podía ser el. Y el hecho de que tan solo quedara un año para que llegue ese momento lo asustaba.
Sabía que era obligatorio, algo tradicional en su pueblo, y que si este año no encontraba a su pareja tendría que volver el siguiente año, y así sucesivamente.
Pero si lo encontraba al primer año, tendría que resignarse a vivir con otro, ser el sumiso de un alfa maloliente y despedirse de su familia, era su destino, el destino de todos los lobos de ese lugar, pero el no quería formar parte de ello.
Y suplicaba cada noche que aquel día, Tom le dijera que lo amaba, que no quería que el fuera de nadie mas, y huir juntos a un lugar lejano en donde no hayan reglas y poder amarse libremente. Estaba loco, sí.
Pero no perdía las esperanzas, su madre siempre dijo que era un niño muy perseverante, y lo seguiría siendo, por el, por Tom y su felicidad.
Y en el caso de que nada saliera como el quería, iba a tratar por todos lo medios el reconciliarse con él, si tenía que decirle adiós, lo haría bien y le quedaría el recuerdo de que al menos su hermano y el se arreglaron y dejaron las cosas en paz, sí ese seria su consuelo. Le perdonaría el haber sido distante, le perdonaría todas sus frías palabras, lo perdonaría por tirarse a una chica diferente cada fin de semana en vez de aprovechar el tiempo libre para pasar un momento de hermanos, lo perdonaría porque solo eso podría hacer, perdonarlo, porque el verdadero amor lo perdona todo.
Solo esperaría un año mas y tal vez toda esa pesadilla acabaría, tal vez.
&
El día del encuentro había llegado, un día esperado para muchos, y el peor día para los gemelos.
Todo un año han esperado, uno más ansioso que el otro, e igual de nerviosos.
En aquel último año establecieron una especie de tregua, sin necesidad de palabras ambos se pusieron de acuerdo en mantener la distancia y pretender ser hermanos normales, una especie de acuerdo por comunicación telepática.
Tom seguía frecuentando chicas, manteniendo una vida promiscua en un vano intento de apaciguar sus hormonas, que solo clamaban por Bill, por su cuerpo, su piel, sus labios, su corazón.
Y Bill por su lado, convertido en todo lo contrario a su hermano, siendo el mas tímido, reservado y algo misterioso. Pero el aspecto en que igualaba a su hermano era el deseo de estar a su lado, abrazarlo y gritar que lo amaba.
Fue definitivamente un año duro de sobrellevar, el último año en el colegio, la presión que conlleva un sentimiento prohibido, y el peso de tener que decir adiós en cualquier momento.
Pero se podría decir que el mas afectado era Tom, quien llevaba el peso de la culpabilidad sobre los hombros. Aún no tomaba una decisión de lo que haría. Por un lado estaba Bill, y por el otro lado también, siendo el su único problema. Tenía dos opciones, la primera es elegir a otra persona, fingir que alguien mas era su pareja destinada y que otro hiciera lo mismo con su niño, a cambio de una vida posiblemente miserable e infeliz no solo para ambos sino también a los ajenos puesto que sería errado aquella elección. Y la otra opción era hacer lo correcto, tomar a Bill y marcarlo como suyo siendo acertada la elección, pero el precio sería el rechazo de todos por el acto incestuoso, no solo de los demás sino que también podría incluir a Bill en aquel rechazo, lo tacharía de enfermo y lo odiaría de por vida.
Aún así quedaba la esperanza de que Bill no lo rechazara, que le dijera que estaría a su lado sin importar lo que digan los demás, y huir lejos.
Suspiró agotado aquella noche, una hora antes de que empezara el show del dichoso emparejamiento. Se llevaría a cabo a media noche en medio del bosque, puesto que a esas horas había silencio y podría ser mas cómodo el emparejamiento, aparte de que era luna llena y los sentidos animales aumentaba en este tiempo.
Aún no decidido de lo que haría, se acercó a su hermano para hacer las paces, sabía que no tenía derecho de pedir que arreglaran su relación puesto que fue él mismo quien se alejo desde un principio y no quiso hablarlo con Bill a pesar de lo mucho que le había rogado su menor; pero no podía quedarse de brazos cruzados sabiendo que posiblemente no lo volvería a ver.
El semblante de su hermano era serio, pero podía oler su nerviosismo y temor. Se sentó junto a él en el césped.
—Hola.— musito con algo de culpa.—Nervioso?.
Pero su hermano no le contestó, solo emitió un simple ‘mmh’ sin siquiera mirarlo a los ojos. Se lo merecía, por haber sido un bastardo.
—Mira Bill, sé que no me he portado bien contigo los últimos años, pero créeme que nunca lo hice con una mala intención, no creo que lo entiendas y que me odies de por vida, me lo merezco, pero a pesar de todo quiero que sepas que te quiero y que eres lo más importante en mi vida, aunque no lo parezca, espero que me perdones algún día.
Se notaba realmente afligido, si tan solo Bill hubiese volteado a mirarlo notaría su sinceridad y quizás lo hubiese perdonado, pero no lo miró y mucho menos lo perdonó.
—Es todo lo que tienes que decir? — preguntó con indiferencia el menor.
Tom dedujo que nada de lo que le había dicho lo convenció. Rendido suspiró y hablo por ultima vez.
—Suerte, Bill.
Tras decir esto el menor se levanto del suelo, dejando de lado a Tom, para irse al puesto en el que se encontraban los demás de su tipo.
Faltaban tan solo 13 minutos para la media noche, ya todos estaban en sus posiciones, transformados en auténticos, salvajes y hormonales lobos, respirando pesadamente ante la intromisión al olfato diferentes tipos de olores hipnotizantes.
La tensión era palpable en ese momento, una cuenta regresiva, 3,2,1. Y empezó el descontrol, Tom observaba nervioso por todos lados sin saber muy bien que hacer, solo corría en dirección de alguien, Bill, no podía perderlo de vista, era inevitable, su instinto animal solo quería seguir el hipnotizante aroma de su hermano, se le alborotaban al ciento por ciento las hormonas, sólo por él.
Todo era un completo desastre, todos eran un desastre, tan desesperados por el desorden en el estómago, urgidos por encontrar a sus parejas destinadas. Tom empezaba a tropezarse con cualquier cosa, como todo un inexperto, como si probase sus patas por primera vez, estaba muy nervioso, no podía seguir a Bill o lo arruinaría todo, sabia que lo mejor para su hermano era estar con otra persona sin ningún tipo de parentesco, pero no quería que eso pasara, Bill era y sería solo suyo.
Ya lo había decidido, tomaría a su hermano y lo alejaría de todas aquellas bestias. Con una sonrisa de satisfacción corrió mas rápido hacia su hermano, quien hasta ese momento se parecía un venadito asustado huyendo de todas esas cosas peludas y salvajes.
Todo estaba bien, hasta que percibió un olor ajeno muy cerca de él, un olor desagradable, un alfa que corría hambriento tras su hermano. Acelero el paso, moviéndose lo mas rápido que le permitieran las patas. Ese bastardo no tomará lo mío pensó furioso Tom.
En un hábil movimiento vio como el bastardo acorraló a su hermano contra una roca, era un lugar bastante apartado, agradeció a los cielos el haberlo seguido o de lo contrario le seria casi imposible encontrar a su hermano, no habría llegado a tiempo.
Le ardió la sangre al ver el rostro asustado de su hermanito, su niño inocente, quien por las circunstancia se encontraba ya en su forma humana y semi desnudo con el cuerpo asqueroso de la bestia pegado al suyo.
No tenía intención de dañar a nadie, pero la carita asustada de su pequeño lo impulso a saltar a por la espalda del hombre que lo acorralaba, tumbándolo al suelo boca para abajo con un rasguño horrible en la espalda. No se midió, no midió su fuerza, estaba nervioso.
—No te le acerques bastardo, él es mío —dijo Tom ya en su forma humana sobre la espalda del tipo al que mantenía quieto con una llave.
El chico se rindió al instante, sin animarse a volver a la forma de lobo y enfrentar a Tom, por su respiración se le notaba ya bastante cansado, y mas con la horrible herida en la espalda era mejor no enfrentarse a Tom, sería un caso perdido, no había nada mas fuerte que una fiera enojada al que le tocaron lo que es suyo. Se echó a correr lejos buscando a alguien más, fue bastante cobarde para ser un alfa, pero él ya era irrelevante, en ese momento lo único que quería hacer Tom era abrazar a su lloroso hermanito quien temblaba de miedo en el suelo.
—Tenia mucho miedo Tommy, sabia que seria horrible pero no pensé que tanto.— susurro Bill en el oído de su hermano, entrecortado por los sollozos y suspiros.
—Tranquilo, pequeño, mientras yo este aquí nadie te hará daño.—Tom lo reconforto, apretándolo mas contra si en un abrazo protector.
Se mantuvieron así por un corto periodo de tiempo, abrazados en el piso con Bill sollozando cada vez menos y Tom dándole besitos en toda su cabeza y acariciándole la espalda, como solía hacer antes cuando su hermanito tenia miedo o lloraba por que su mamá lo regañaba.
El contacto íntimo se rompió debido a que Bill se aparto del abrazo para mirar a Tom a los ojos, a pesar de todo lo malo que les había sucedido y tras la separación repentina entre ambos, Bill seguía mirándolo igual que siempre, con los mismos ojos brillosos y llenos de amor.
—Gracias Tommy.—empezó a hablar.— Estoy muy agradecido por esto, en veras no quería ser tocado por ese tipo asqueroso, pero… Porqué?
Lo miraba fijamente a los ojos, no hacía falta completar la pregunta, Tom sabía exactamente que es lo que quería saber y escuchar, y se lo diría.
—Porque eres mío, siempre lo fuiste.
—Entonces ya lo sabias?.—pregunto el menor algo confundido.
—Sí, lo supe desde aquella noche de tormenta en el que te metiste en mi cama porque tenias miedo, en ese momento aspire un aroma diferente de ti, un aroma mas osado, mas sensual, algo erótico, y mis hormonas, mi cuerpo y mi corazón reaccionaron ante eso, todo se revolvió dentro de mí.— Tom hizo una pequeña pausa para tragar saliva, estaba nervioso.— Sabía lo que significaba, sentí que eras mío, pero también sentí miedo, no quería manchar tu inocencia, creí que me odiarías por semejante perversión, no quería hacerte daño y por eso me aleje, me aleje porque te amo.
Tras pronunciar sus ultimas palabras Tom rompió a llorar, por fin pudo liberar todo lo que le había perturbado por tanto tiempo. Se quitó un peso de encima, pero no toda la culpa porque Bill no le respondía, estaba como ido, y pensó lo peor.
— Entiendo que ahora me recha…
Antes de que pudiera terminar las frase, fue interrumpido por unos suaves labios. Los labios de Bill, lo estaba besando, no lo odiaba!.
Respondió al beso poco después de superar el impacto, ladeando el rostro para un mejor contacto a la par que lo apretaba con fuerza por la espalda.
Los labios de Bill sabían a gloria, ni los pétalos mas suaves podían compararse con aquel manjar rosado. Su sabor tan dulce que creía estaban hechos de miel. Definitivamente era mucho mejor de lo que imaginaba.
Al sentir una lengua tibia rozar sus labios perdió el control, mando todo al carajo y lo acostó al suelo, sin despegarse por un segundo ni romper el apasionado beso.
Ya no lo aguantaba, Tom lo tomaría ahí mismo sin importar nada, porque Bill era suyo y él de Bill, porque su niño lo había besado, rompiendo todas las barreras que le impedían amarlo por completo.
Paseó su mano por todo el cuerpo de su hermano, deleitándose por tal suavidad, que no podía ser igualado ni por la mas fina tela de seda. El cuerpo de Bill parecía una fina escultura, moldeado por las manos mágicas de algún dios griego. En verdad que Tom se sentía afortunado de ser el dueño de tal majestuosa obra de arte.
No hubo piel que no fuese besado por Tom, decoró todo aquel lienzo blanco con marcas de un labio deseoso. Tanto había anhelado este contacto, noches de desvelo al imaginar como se sentiría la tibieza de su hermano mas allá de un abrazo, de como sería su dulce tonada vocal al convertirse en un erótico gemido. Todo eso que tanto anheló, ahora lo vivía en carne propia, lo sentía totalmente real.
Lo hizo todo con cuidado, algo raro puesto que al tener contacto sexual comúnmente su lobo debería descontrolarse, pero extrañamente no sentía esa necesidad de hacerlo rápido, quería que fuera intenso pero suave, como describían comúnmente el hacer el amor.
De principio a fin fue cuidadoso, suave disfrutando del momento tan íntimo de ellos, a pesar de que a su alrededor estaban miles de su especie fornicando como si no hubiera un mañana o gimiendo como en una película pornográfica, Tom lo sintió tan intimo y Bill tan especial.
Toda la pureza que anteriormente poseía Bill se esfumó en momento en que Tom lo llenó de un tibio líquido, acompañado de una mordida delicada entre el hombro y el cuello como si de una mordida a una manzana se tratara.
Sintieron una chispa en sus interiores, al fin se pertenecían por completo.
Tom cortó la unión de ambos cuerpos, no sin antes darle a Bill un dulce beso. Arropo a su hermano menor con su ropa interior y le prestó su camiseta, y de posiciono detrás abrazándolo por la espalda de forma tierna.
—Eso fue magnífico. —susurro Tom al oído de Bill haciendo que el ultimo se estremeciera.—Que pasará de ahora en adelante?
—Supongo que será algo difícil de afrontar por el parentesco, pero si nos rechazan no importa, porque se que estarás a mi lado.—contestó Bill con una dulce sonrisa en los labios.
—Supongo que tienes razón. —dijo Tom antes de dejar un beso en el cuello de Bill.—Te quiero.
—También te quiero.— habló Bill antes de girarse y depositar un beso en los labios contrarios. — Y sabes algo?… —hizo una pausa para dedicarle su mejor sonrisa a Tom. —Me alegra de que fueras tú.
Tras eso se abrazaron fuerte, un abrazo en el que dejaban todo de si mismos.
Después de mucho tiempo de enfrentarse a lo que creía era una guerra de hormonas, Tom se dio cuenta de que a lo que realmente se enfrentaba era a una guerra de emociones, y que a partir de ahora se enfrentaría a una batalla nueva contra los demás por la situación incestuosa, pero esta vez Bill estaría a su lado y nada podría ser mejor que eso.
F I N
Gracias por leer!