Notas: El tema que inspiró este fic es “Technicolor” de Madeon.
«Wild madness»
(One-Shot escrito por Alekssa)
En el sur del territorio anglosajón, existía un precioso lugar misterioso que muchos describían como un mundo dentro de otro, donde las gemas brillaban entre los árboles; un lugar de ensueño, conformado por una llamativa aldea llamada Kaiserslautern; ese mágico lugar era habitado por ninfas y sus hijos e hijas; aquellos seres se consideraban espíritus divinos que animaban la naturaleza; ninguna de ellas eran casadas y era curioso que ningún hombre conformara una familia con ellas, los únicos varones eran los hijos de esas mujeres aquellos chicos estaban condenados a permanecer castos de por vida; nadie conocía con exactitud cómo concebían aquellas hermosas hechiceras, cuya belleza hacia desfallecer al ser más fuerte de toda la existencia; pero se escuchaba que aquellas mujeres eran la dulce locura de los dioses, semidioses, seres inmortales que toman la forma de algo para acercarse a ellas; una de esas mujeres era Natalie quien había concebido a dos hermosos niños varones, su primer hijo se llamaba Georg, un adolescente extremadamente guapo y fuerte, de ojos verdes, cabellos castaños y labios de cereza; su segundo pequeño hijo era un ser magnifico, nadie creía cómo una ninfa había dado a luz a ese precioso niño más hermoso que las dos fuentes de energía, el sol y la luna; el día sentía envidia de él, la noche sentía morirse al no poder tener un poco de su atención, su piel era enfermizamente blanca como la nieve, ese cuerpo condenadamente escultural y de esbelta figura, esos ojos que llenaban de luz a todo lo que observaba parecían el reflejo de dos mundos diferentes donde en uno se observa la ingenuidad y en el otro el amor, un verdadero nacimiento de virgen, cabellos negros como el ébano, labios rojos como la sangre que derramaban los más grandes guerreros, presencia hipnotizaste; su nombre era Bill.
Muchos hombres mortales e inmortales deseaban a las ninfas, pero todas ellas tenían un aspecto de lago de hielo: su piel era muy fría y su aliento helado; por eso todas eran pálidas así como sus hijos y muchos temían por morir congelados así que los dioses y semidioses se transformaban para ser capaz de sobrevivir a aquella característica; pero aquello era el perfecto escudo para no ser manoseadas por todos aquellos que las deseaban como cualquier puta de esquina.
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En esa misma región, a unos cuantos metros de distancia de aquella mágica aldea había un hermoso valle, ya había comenzado la primavera, «primer verdor», todos adoraban esa estación del año muy bonita, los árboles florecían y en los campos se veía multitud de colores. Habían pocas casas en aquellos campos vírgenes, y allí vivía un joven pastor que quienes observaban su belleza juraban que era hijo de un Dios, pagana la forma en que los seres hermosos existían en esa época, aquel hombre tocaba su lira de siete cuerdas mientras cuidaba su rebaño, aquel misterioso joven tenía poderes sobrenaturales, lo único que él sabía de su antepasado fue que su madre era una hermosa princesa de una tierra lejana que tuvo que huir para esconder su embarazo y evitar que el rey, su padre los sacrificara; ella dio a luz a aquel misterioso joven y tres años después falleció a causa de un extraño virus, a esa edad el pequeño niño ya era superdotado y reunió todas sus fuerzas para superar la pérdida de su madre y sobrevivir de ahora en adelante.
Aquel joven criminalmente hermoso era considerado con uno de los hijos de Zeus, pero para allá no va la historia; aquel chico era muy misterioso, amante de la naturaleza, y escondía muy celosamente sus secretos acerca de sus dones y grandes habilidades de convertirse en alguna cosa, ya fuera un animal, una planta o incluso un fruto; los lobos eran sagrados para él, ya que los consideraba criaturas similares a él, siempre usaba sus habilidades para cazar, o para distraerse; nadie lo molestaba, era un espíritu libre que cuando se reflejó en el agua quedó enamorado de su aspecto físico y espiritual, unos grandes preciosos ojos color chocolate con pintitas amarillas, el cabello castaño trenzado, una joya decorando su labio inferior, su cuerpo increíblemente fuerte con su musculatura muy bien marcada, unos labios condenadamente carnosos y rojos, una piel sensualmente irresistible; él amaba todas esas características las cuales había heredado antes de llegar al mundo pero su mayor característica era que de su cuerpo emanaba un increíble calor capaz de convertirse en llamas incontrolables, no era cualquier calor, era pasión; pero se sentía totalmente solo, quería tener a alguien a su lado, para compartir momentos juntos, sentirse, amarse, desearse, su mente se inundaba de esa clase de pensamientos y unos cristales luminosos asomaban en sus ojos amenazando con salir, aquello le hacía sentir incapaz, un ser indeseado, que viviría solo por el resto de su vida, ¿quién sería su gran amor? Se preguntaba día tras día. Aquel joven se llamaba Tom.
En las noches antes de dormir, pedía a las estrellas aquel tan anhelado deseo de amar a alguien, quien llenaría su vida de felicidad; “Observé una virgen de figura blanca, mi corazón dio un vuelco inesperado, te acercas más y más, yo camino totalmente embrujado por ese ser, no puedo contenerme, las horas de las lamentaciones nos rodean, yo estoy oculto en los arbustos, tú no puedes verme, pero eres un ángel, el diamante que da brillo a mi cielo, danzas suavemente, sensualmente, meneas tus caderas al ritmo del viento agonizante, me transformo en brisa para acariciar tu pureza, nunca sentí tanta paz en mí, cuando vi tus preciosos ojos y ese prohibido cuerpo oculto en ese vestido blanco; me infiltro en tus ropas para acariciarte y cuando llego a tus labios vuelvo a mi forma normal para que tú puedas observarme, tu amas mi presencia, yo amo tu presencia, estoy hechizado por ti a pesar que eres varón, solo quiero amarte, no te asustó, te aferras a mí y nuestros cuerpos se restregaron, sentí algo muy duro crecer allí abajo y cuando me dispuse a levantar tu vestido…”. Ahhh – grito el joven, desesperado, excitado, agitado, todo había sido un sueño y aun podía sentir aquellos roses que le hacía perder la razón, el rostro de su amante quedo en su mente, eso más bien había sido una visión, ¿De dónde había nacido esa clase de “sueños”?, él era virgen y desde ese momento su mente se inundó cual tsunami lleno de pensamientos obscenos y esas ganas de tomar su miembro y masturbarse a cada instante que recordaba aquel espíritu pálido y helado; sabía que eso era una señal del destino, una futura visión, nunca antes había sentido ese chispa encenderse en su corazón, estaba enamorado de una visión.
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Narra Bill
Amaba cuando llegaba las horas de las “Lamentaciones”, las horas de la tarde, cuando todos regresaban de sus labores diarias y se reunían para celebrar los rituales diarios, los pájaros apresuraban su vuelo para llegar a su hogar y la brisa amenazaba con excitar mi suave y delicada piel, hasta quedar profundamente dormido; “Amaba escapar al claro del bosque, llegar al árbol de manzanas y devorarlas hambriento, deseo, lujuria, amor, pasión, el fuego incontrolable, soñaré por siempre como será el amor de mi vida, en cuando llegaría ese día en que mi pureza sería arrebatada, como cuando las aguas del lago mojaban mi cuerpo y recorrían cada parte de mi ser; quería ser un mago, un adivino, para poder ver mi futuro y así cambiarlo si algo saldría mal, pero justo ahí, en el punto donde la luna brillaba fuertemente, las estrellas acompañaban aquella poesía condenada, mi vida no podía ser más perfecta, respiré profundamente. Pero sentía su presencia, alguien que me vigilaba mientras danzaba al sonido de la sinfónica del viento, sentía una salvaje y melodiosa respiración, nunca sentí miedo, quería seguir escuchándola sin importarme las consecuencias, estaba atraído por aquel sonido y yo me dejaba llevar por el olor de una esencia llamada peligro; me desnudaba, bailaba, cerraba mis ojos, dispuesto a que aquel peligro me invadiera y me hiciera suyo, ya no importaba mi virginidad, ya era imposible seguir siendo casto con aquella mirada, hasta que pude verle frente a mí, aquel hombre, quien me deseaba a mas no poder, una bestia, un lobo, un chico, me preguntaba como sería su olor al hacer el amor; su cuerpo grande, su mirada sensual, salvaje, sus músculos tan marcados, se veía su fuerza increíble en cada línea que dibujaba su ser, unas rastas castañas, unos ojos marrones, esos labios carnosos y rojos, aquel ser ardía en llamas, su cuerpo emanaba un calor que me enloquecía; lentamente se transforma en una bestia con grandes uñas y afilados dientes, su cuerpo conseguía tener una nueva forma y todo mi ser se sentía estropeado con tan solo su presencia, mi castidad estaba a punto de desaparecer. Aunque el miedo puro me poseía supe que su amor sería para mí, pude sentirlo cuando nuestras miradas chocaron, en ese momento me sentí capaz de probar esa manzana aun si estaba envenenada, domesticar a aquella bestia con mi sensualidad con la fe que algún día podría dominar sus impulsos y así quedarme con él. Cuando vi sus intenciones dibujarse en su mirada corrí como nunca antes, sentí el miedo, yo era un gran corredor pero ese monstruo me seguía, grite aterrorizado perdiendo mi vida, me enrede en una raíz cayendo torpemente al suelo; cierro mis ojos y siento sus labios acariciar los míos con hambre, haciéndome jadear en su boca, se posesiona sobre mí y hago parte del juego envolviendo mis brazos alrededor de su cuello, nuestros cuerpos desnudos no pierden contacto…” Ohhh Tom – gemí despertando de aquel sueño, estaba sudando mares y me congelé en el tiempo, no podía estar pasando, me revisé y había eyaculado en sueños, mi miembro estaba despierto, ohhh dios, ¿Qué fue eso? ¿Por qué comí manzanas? Mi madre me lo prohibía, ¿Sueño? ¿Visión? ¿Tom?, esto era extraño, su rostro quedo impregnado en mi memoria, sentía su cuerpo acariciarme, esto tenía un significado mayor, una chispa se encendió en mi corazón, era amor, algo que gobernaba en mi helado cuerpo, ¿Tom, eres el amor de mi vida?…
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Los días corrían como segundos y ambos jóvenes seguían siendo invadidos por aquellos sentimientos y sueños-visiones que les hacían despertar agitadamente desatando en ellos sus ganas de sexo; Bill se sentía avergonzado, ¿Qué pensaría su familia, y los demás de su raza? Él debía ser un chico casto y tener su mente ocupada en labores religiosas y en sus estudios; Tom se sentía distraído, no avergonzado, amaba cada uno de esos sentimientos, amaba recordar el bello rostro de su amante y tocarse; sus corazones, de su profundo sueño tal vez pronto despertaría.
“Qué paz, cuando en la tarde misteriosa, abrazados los dos, sea tu risa el surtidor de nuestra sola fuente!”.
Bill y Tom querían respuestas a todo esto que inundaban su cuerpo y mente, justo en esa tarde ambos espíritus decidieron salir a vagar por aquel valle cerca al lago; aunque ninguno de los dos sabía de su existencia mutua tenían la fe de algún día poder mirar la realidad con los ojos del alma; Bill caminaba por el bosque tímidamente, deseaba tanto encontrar un árbol de manzanas y comer aquella fruta que su madre tanto le prohibía, no le importaba, Billy estaba siguiendo cada instrucción que su corazón le dictaba así encontraría a su gran amor; por otra parte Tom estaba tocando su instrumento favorito, una lira y recordando aquellas hermosas visiones que a diario tenía, tocando una angelical melodía que hacía calmar a las bestias, sintió que algo se aproximaba y activó sus cinco sentidos; Bill estaba atraído por aquella hermosa melodía que de repente escucho a unos metros en el lago, corrió hacia aquel misterio sintiendo la alegría invadirlo; la melodía se expandió por todo los alrededores, Tom se ocultó tras de unos arbusto observando a aquel ser, un ángel, su otra mitad, su religión, su gran amor, un espíritu con la más grande virtud, su inmortal belleza. Se prendó de aquel ser, sintiéndose el hombre más afortunado en toda la existencia; Bill corrió hasta el gran árbol de manzano mirando hacia todos los lados y la melodía seguía explorando sus oídos, sonrió y Tom se enloqueció, para no asustarlo debía pensar en algo rápido así que se transformó en el fruto de aquel manzano provocando el asombro de su Bill que por fin podría darse un banquete con las suculentas frutas, tomo algunas frutas rojas de las ramas que casi daban con el suelo y las devoro hambriento, su sed no era saciada y devorara más y más, el jugo de aquella prohibida fruta se derramo por el cuerpo del pelinegro mojando su piel, acariciando sus partes íntimas e inundando sus entrañas, una extraña sensación lo hizo sobresaltar cuando el placer ocupaba cada parte de él, sintió un calor que nunca había sentido, amaba como el jugo descendía por su piel, Tom decidió hacer presencia encontrándose con un par de ojos que en menos de un segundo conectaron, estaban hechos para pertenecerse por siempre; Bill se prendó del hermoso ser que apareció de la nada, su razón de vivir, su claridad, aquel dueño de sus sueños, su gran amor, pero se alejó cuando Tom quiso abrazarlo.
—No te acerques. –Dijo Bill –Podrías congelarte y yo no quiero que mueras – dijo con tono preocupado
—No tienes de que preocuparte, el calor que emana de mi cuerpo no lo permitirá, amor mío, luz de mi vida, por fin te he encontrado mi Bill — decía Tom con una gran sonrisa en los labios.
—Te he visto en mis sueños, mis visiones, mi corazón no ha estado en paz, pero ahora te he encontrado ¿Eres tú, Tom? ¿Mi gran amor?
—Sí, siempre seré yo tu gran amor— recitaba Tom con lágrimas de alegría en su rostro.
La criatura pelinegra se arrimó y sonrió a Tom, para luego fundirse en uno solo en un abrazo, el frio y el calor se mezcló invadiéndolos, ambos se miraron a los ojos, no había vergüenza, solo amor, se fundieron en un eterno beso, salvaje y delicioso, pegando más sus cuerpos, sintiendo sus erecciones crecer, provocando que sus miembros se rozaran desatando así la pasión. Ambos chicos estaban tan sonrojados y excitados, sentían un calor proveniente de entre sus piernas. Tom tomó a su Bill de las nalgas, masajeándolas de forma tierna, sintiendo como el cuerpo de Tom descongelaba el hielo en su amante. Después de varios minutos de caricias Tom descendió lentamente por el cuello del pelinegro recorriendo con su lengua aquel lugar tan prohibido, su sabor exquisito le provocaba alegría de morir, dejando un camino húmedo por todo su pecho y abdomen hasta llegar a su miembro acariciándolo con sus labios y luego introduciéndolo en su boca saboreándolo; luego con la punta de la lengua acarició aquel agujero que lo llevaría al paraíso, su lengua fue lentamente introduciéndose más y más adentro de Bill.
Bill comenzó gemir alto, los dos seres comenzaron a arder por la excitación y Tom comenzó a morder los pezones de su gran amor y a lamerlos como un bebé hambriento. El hermoso pelinegro perdió la razón con aquello que sentía, tiró a Tom sobre el césped tomando su miembro entre sus heladas manos, estaban tan maravillados. Comenzó a lamerlo desde abajo y tomaba el glande entre sus labios, succionándolo, eso había sido lo más delicioso que había probado; luego lo introdujo todo en su boca, calentándose el paladar y la lengua; ardiendo en deseo. Esa sensación excitante pronto se precipitó en el diluvio sexual sobre el pecho de Bill. El semen de Tom caía sobre el abdomen del joven condenadamente hermoso y el calor del líquido le producía una sensación extraña, el sólo conocía el frío. Tom estaba tan excitado que muy pronto su pene se endureció nuevamente, tomo a Bill de las caderas y se lo introdujo dentro, penetrándolo hasta el fondo; haciendo gritar de placer al pelinegro, estaban cegados, perdidos en su propio universo; Tom estaba tendido sensualmente sobre su espalda y Bill comenzó a cabalgar sobre su pene, danzando como una serpiente al sonido de la flauta de su encantador. El calor fue más intenso y doloroso, pero el placer se multiplicó como nunca lo habían sentido. Tom lo pegó más a su cuerpo y Bill enredó los brazos en su cuello, al no poderse controlar Tom aumento más sus penetraciones, más profundas, más deliciosas, ya no podía pronunciar palabra, Bill estaba sucumbiendo ante Tom ardiendo en llamas, se abrazaron fuertemente, comiéndose la boca, viviendo su amor; sus jadeo, el olor, el sudor de sus cuerpos, los gemidos que eran gritos y los besos se despertaron en aquella noche larga, Bill se aferraba más a Tom, mientras abría mas sus piernas, se abandonaba a él, entregándose completamente a Tom, cada gemido ronco, cerrando sus ojos, sintiendo en como perdían su virginidad tan dulcemente aumentaba las llamas alrededor de sus cuerpos y luego de intensas horas de sexo alcanzaron su preciado clímax consumiéndose en su propio fuego incontrolable, así matando a los dos amantes.
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Después de aquel encuentro sexual tan hermoso y su muerte, el lago se desbordó hasta el sitio donde sus cuerpos se habían entregado con tanta pasión haciendo un permanente golpe de olas al ritmo del fuerte viento; para cada época de primavera en ese mismo lugar, se ve la presencia de dos hermosos espíritus inmaculados, de belleza insuperable para presenciar el nacimiento en las olas de una pequeña hermosa criatura, el ambiente se invade de unas voces acompañados del sonido de una lira.
—Te amo Bill.
—Y yo a ti Tom.
& FIN &